[Por Carlos
Laszlo]
Créase
o no, un proyecto de iluminación no comienza
(ni termina) con la elección de las luminarias
o artefactos. Comienza con una idea o concepción.
Esto se conoce como fase conceptual del
diseño, y es la etapa del proceso
durante la cual se establecen las bases del futuro
proyecto.
¿Qué tipo
de iluminación quiero tener? ¿Cómo
quiero que se vean los distintos espacios? ¿Hay
algún tipo de necesidad especial de iluminación
a tener en cuenta?
En
algunas dependencias tales como áreas de trabajo, lavaderos, etc. lo único
que necesitamos es una buena iluminación, uniforme y sin sombras,
pero en otras en cambio, (living, comedor, o el parque) quisiéramos
tener algo diferente, con personalidad, detalles, que la luz
sea protagonista. Es importante recordar que esta debe estar
armada en varias capas por así decirlo.
En los ambientes de estar del hogar, a nadie le agrada que
la iluminación de una dependencia esté limitada a un solo artefacto
ubicado en el centro de la habitación o disponer de una única
alternativa para alumbrar un recinto.
Se deberán considerar al menos tres tipos de sistemas
de iluminación:
una general, una de trabajo y una de destaque o acento. La iluminación
general o de ambiente es la que proporciona la luz necesaria para
circular, realizar tareas de limpieza y debe ser una iluminación uniforme
y sin sombras. La iluminación de trabajo o tarea
debe ser también uniforme pero de mayor intensidad para algunos lugares
específicos de la casa donde se realicen tareas que requieran mejores
condiciones de visión (home office, cocina, etc). Por último,
la iluminación de acento será de mucho más
nivel que la general (al menos 3 veces) y estará concentrada en puntos
de interés específicos (obras de arte, detalles arquitectónicos,
etc). Esta subdivisión nos dará la flexibilidad de utilizarlos
a todos simultáneamente o realizar las combinaciones que más
satisfagan nuestras necesidades o estados de ánimo.
Una vez definido el criterio, será el momento de pensar en cual será la
mejor fuente de luz o lámpara para cada una de las
situaciones planificadas. Existe una gran variedad de lámparas y no
todas se ajustan a todas las circunstancias. Algunas emiten una luz amplia
pero producen sombras duras (incandescente standard) o amplia
pero suave (opalinas). Otras destacan las texturas o producen
intensos niveles de iluminación puntuales (PAR o dicroicas).
En pocas
palabras, si comenzamos por elegir una lámpara inadecuada para
un determinado efecto, estaremos esforzándonos en obtener algo
que nunca podremos lograr. También deberemos pensar en la vida útil
de la lámpara, si habrá que cambiarla con frecuencia
y si su ubicación es de fácil acceso en tal caso. ¿Es
una lámpara especial? ¿Será fácil de conseguir
para el reemplazo? ¿Será elevado su consumo? ¿Y
su costo?
Una buena
concepción de la iluminación y una correcta
elección de la fuente de luz adecuada para cada uno
de los efectos que nos hemos imaginado harán el 90% del proyecto.
La elección del artefacto entra en el terreno de
la decoración del ambiente. En el caso del alumbrado residencial,
en la gran mayoría de las aplicaciones los artefactos cumplen una
función preponderantemente decorativa. Como tal, habrá que
pensar en su elección partiendo de la base de que debe armonizar con
el entorno, tanto en estilo como en categoría. A menudo pueden verse
costosos artefactos, equipados con lámparas inadecuadas y totalmente
fuera de contexto. Hay gente que se enamora del artefacto que vio en una
vidriera y lo compra a pesar de que para su ambiente puede resultar catastrófico.
Es como quién come un plato caro y a sabiendas de que le caerá mal,
sólo porque le agrada su aspecto.
Una
vez que se ha elegido la lámpara, llegó el turno de seleccionar
su emplazamiento. Se supone que estamos tratando de iluminar
algo dentro de un espacio, por consiguiente esa lámpara deberá estar
ubicada de manera óptima. Si por ejemplo estamos queriendo iluminar
un vanitory, no colocaremos la fuente de luz frente al espejo
sino al costado o arriba de él, de modo que ilumine nuestro
rostro y no nuestra espalda. Este ejemplo parece grotesco, pero el
lector se sorprendería de las cosas que se llegan a ver recorriendo
viviendas mal iluminadas. Si vamos a iluminar un cuadro,
la lámpara deberá montarse en el cielorraso y con un ángulo
tal que al contemplar la obra no hagamos sombra con nuestro cuerpo.
Si en cambio pretendemos iluminar un lugar de trabajo, lo lógico
será colocar la fuente justo por encima de dicho lugar. En todos
estos ejemplos, estamos definiendo la ubicación correcta
de cada lámpara para un resultado óptimo. Si
bien esto se realiza en general de forma casi inconsciente, esto ayuda
a conocer el proceso.
Ahora
sí estamos en condiciones de elegir el artefacto o luminaria.
Aquí también habrá algunas consideraciones que
hacer. ¿Tendrá que mimetizarse con la decoración
y pasar desapercibido? ¿Ser un elemento fundamental de la decoración
o ser algo neutro pero sumamente eficiente? Nuevamente habrá que
pensar en las diversas capas de iluminación, así como
una lámpara no se adecua a todas las circunstancias, de la misma
forma un artefacto no cumplen satisfactoriamente en todas partes.
No obstante,
esta forma de subdividir la iluminación en grupos de diversas
funciones, permite analizar opciones como por ejemplo que una misma
luminaria cumpla más de una función. Así, es probable
que la iluminación de tarea o trabajo pueda proveer suficiente
iluminación general o la de destaque una aceptable iluminación
de tarea en algunos casos. Esta estrategia de subdivisión es
ideal para crear interesantes opciones de alumbrado.
La
elección del artefacto de iluminación deberá ser
analizada también bajo aspectos técnicos. ¿Es
una luminaria eficiente? ¿La distribución luminosa es
adecuada o hay demasiada luz dispersa? ¿Se encuentra el deslumbramiento
controlado dentro de su radio de acción? ¿Es una luminaria
de buena construcción y aceptable durabilidad? ¿Será fácil
de conseguir o habrá que aguardar a que sea importada?
Por último,
habrá que hacer un lugar para los sistemas de control
de la iluminación. ¿Deseamos un sistema de control
inteligente o sólo algunos atenuadores de luz elementales? Si
optamos por un sistema inteligente, ¿utilizaremos varias consolas
con control remoto para mayor flexibilidad? ¿Incluiremos la
iluminación de parque dentro del sistema de control? ¿No
habría que pensar también en detectores de movimiento
y células fotoeléctricas? ¿Se ha separado convenientemente
la iluminación de parque de la de seguridad en el diseño
y en el comando?
He
aquí una suerte de ayuda memoria para quienes quieran intentar
realizar el proyecto de iluminación de su propia
residencia. En realidad, esto último no es lo más aconsejable
por varias razones. Obviamente la más importante es la que se
refiere a la gran cantidad de respuestas que se presentan para cada
uno de los interrogantes que aquí se plantearon y la forma de
interpretar cada uno. Esto se podría comparar con aquellas personas
que frente a un malestar consultan su manual de medicina para el hogar.
Un síntoma tiene varias causas posibles que lo ocasionen, ¿por
cual de ellas decidirse y medicar? ¿Puede uno mismo interpretar
ese síntoma objetivamente o habrá siempre una tendencia
inconsciente a orientar esa interpretación a lo que nosotros
realmente queremos que sea?
En
el proyecto de iluminación pasa exactamente lo mismo, siempre
se tratará de iluminar la casa como está iluminada la
que aparece en tal o cual revista de decoración aunque en el
fondo sabemos que la nuestra no se parece en lo más mínimo. ¡Esto
hará que nuestro proyecto termine siendo ridículo!
El luminotécnico podrá tomar distancia y analizar "objetivamente" las
diversas necesidades y sus soluciones más lógicas, económicas
y eficientes. Además, si se trata de un especialista actualizado,
podrá presentarle a su cliente una simulación
computarizada de los diversos ambientes para que su cliente
pueda sentirse "dentro" de su casa y ver, como en una fotografía,
de que manera quedará esta iluminada.
Podrá sugerir diversas alternativas basadas en el modo de vida y costumbres
de sus clientes y sin ningún tipo de apasionamiento cegador, no porque él
sea un super-genio, sino simplemente porque NO es su casa y puede ver el
problema objetivamente, desde afuera y aplicando toda su experiencia, tal
como lo haría un médico frente a ese malestar del que hablábamos
antes.
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