La arquitectura y el paisajismo evolucionan de manera
constante y se van incorporando distintos conceptos
y técnicas que al ser aplicadas logran embellecer
el medio, maximizar el aprovechamiento del espacio
y hacerlo de manera sustentable.
Los jardines verticales constituyen
un nuevo concepto cuyo objetivo es el de reverdecer
paredes con plantas naturales.
El precursor de este tipo de jardines es el Dr.
Patrick Blanc. Este botánico francés
de casi 70 años, a partir de la observación
de la flora del sotobosque tropical, creó el
sistema para realizarlos y luego lo patentó con
su nombre, revolucionando una buena parte de la arquitectura
y el paisajismo moderno.
Pueden instalarse tanto en
interiores como exteriores, siempre que se
realice la elección correcta
de las especies que lo conformen.
Un jardín vertical consiste en tapizar muros
con plantas que pueden crecer en distintos medios de
cultivo. Pueden prosperar en un sustrato
liviano, con
algún tipo de suelo natural, o en fibras
sintéticas
específicas adosadas a bastidores resistentes
y de bajo peso.
Se puede afirmar que básicamente
existen 2 tipos de jardines verticales,
aunque las clasificaciones tan exactas podrían
no ser tan precisas en la realidad. Para que se comprenda,
podemos tener jardines verticales llamados hidropónicos,
en los que las raíces de las plantas crecen
en un medio inerte como puede ser un fieltro
no tejido de poliamida, polietileno o poliéster,
lana de roca y espumas técnicas como poliuretano
y poliurea. En estos jardines verticales todos los
nutrientes son aportados vía riego y
es clave que funcione correctamente para el éxito
del mismo.
El otro tipo de jardín vertical es
el de
sustrato en el que las raíces crecen
en un medio artificial (armado)
poroso con algún
porcentaje orgánico más o menos elevado,
alivianado con perlita y turba. Lo nutrientes
también se pueden aportar vía
riego en mayor o menor porcentaje
pero no son tan imprescindibles para el funcionamiento
por la mínima capacidad
de retención que posee.
Es común que la instalación de caños
de agua distribuyan el líquido en la parte superior
de la pared y posteriormente éste se difunda
por gravedad a través del sustrato o las fibras.
Se arma un circuito cerrado para
recolectar el agua sobrante y volver a utilizarla mediante
una bomba de recirculación desde un colector.
Las
plantas que comúnmente se utilizan en este
tipo de jardines deben requerir poco sustrato tales
como las epifitas, musgos, líquenes,
orquídeas,
helechos (helecho serrucho) y bromelias, también
llamadas plantas aéreas, que naturalmente aprovechan
de soporte a otras especies en lugar de enraizar al
suelo.
Existen plantas que brindan ciertas características,
como el culandrillo, que aporta su
cualidad de detector de la sanidad del sistema ya que
si el culandrillo está bien, el sistema está en
equilibrio. La tradescantia, que aporta
color a partir de sus hojas. Plantas como las crasulas,
los karanchoes, los sedum y
las echeverrias son suculentas
de bajo mantenimiento y aportan una textura de hoja
muy particular. Por su parte, los malvones,
las tulbalgias y
los geranios brindan color a partir
de su floración.
Además de aportar un
valor estético
y de contribuir a la sensación de bienestar
de quienes las aprovechan por su belleza y colorido,
las paredes verdes aportan una gran cantidad de beneficios como
el de recuperar oxígeno, atenuar
los ruidos de la ciudad, capturar y limpiar de smog
el aire.
También neutralizan gases
nocivos y atemperan el clima, permitiendo reducir
el consumo de energía,
especialmente en verano, porque actúa como un
sistema de refrigeración natural aislando el
calor. Una manera estética de mejorar la calidad
ambiental.
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