[Por
arq. Roberto J. Rimoldi] Muy
a menudo suelo ser interrogado por clientes que desean
saber cuánto cuesta el metro cuadrado de construcción,
y así poder calcular cuánto les costará alcanzar
la vivienda soñada. Uno, con unos cuantos
años de profesión y con conocimientos
del tema, dice, que aproximadamente vale tanto, sabiendo
de antemano que ese valor es solamente indicativo,
puesto que la realidad es que no existe un número único
y universal.
Esto en ocasiones trae como consecuencias, serias
discusiones con nuestros comitentes que creen que
han sido engañandos o que somos unos irresponsables por
no ser más precisos. Pero resulta que aquí, exactamente aquí,
está el meollo de la cuestión, la exactitud del dato.
Por muchas razones que iré explicando, no existe la precisión absoluta
para este dato, cada vivienda, edificios de propiedad horizontal, comercio, oficina,
etc., por similares que parezcan entre síi, no pueden dar pie a establecer
un costo definido.
Por empezar no es lo mismo construir una vivienda unifamiliar (que depende
además
de la calidad que cada cliente le quiera poner a su vivienda), que un edificio
en propiedad horizontal, un duplex, o una reforma de una casa o vivienda. Cada
uno de estos casos son cuestiones tan distintas que quien se aventure a dar una
cifra sin tener un estudio profundo, es un arriesgado o un irresponsable que
quiere sorprender a su cliente con un conocimiento que no tiene, y que luego
cuando el comitente se de cuenta será demasiado tarde, y sólo le
quedará a este seguir la obra a pesar del costo o rescindir el contrato
con todo lo que ello significa como problemática para continuar con otro
profesional.
Y aunque parezca ilusorio, por más que desarrolláramos dos obras
iguales, en terrenos similares (dos iguales no las hay, porque para ello deberían
estar exactamente en la misma orientación y posición, con iguales
dimensiones y con exacta conformación geologica y geográfica),
cada una de ellas tendria su costo por m2, y que con certeza lo conoceriamos
una vez finalizada cada una de las obras.
Si una misma empresa tiene diferencias en el costo de obra en cada una de
las
que realiza, cuanto más, si diferentes empresas realizan obras de las
cuales depende además de lo expresado otras variables como la calidad
de los materiales, las distintas calidades de mano de obra, la manera de comprar
(mayoristas o minoristas), si lo compra al contado, a crédito, si tiene
una administración pesada o eficiente, si sus costos fijos son altos o
bajos, si su técnica es de avanzada, si el transporte es propio o subcontrata,
etc. Es decir que las diferentes variables hacen al costeo de una u otra manera,
a diferencia de otras industrias cuyo costo es una constante por producir un
mismo producto de idéntica calidad y con una constante en la técnica
y siempre es la misma máquina y el mismo operario que realiza la operación.
Es cierto que la industrialización en parte permite mejorar el proceso
constructivo de un edificio y hasta lograr homogeneizar un costo de cierta parte
de la obra, pero no la totalidad de la misma. Actualmente la industria de puertas,
ventanas, artefactos de baños, etc., es una parte de esta homogeneización,
pero ello no implica, que por este motivo estemos ante una industria como la
automotriz, la textil o tantas otras, que sí logran un valor único
de costos por las características del producto y su tecnología.
Inclusive si la industrialización se aplicara (tal cual existe en paises
de avanzada) a la ejecución completa de un inmueble, partes de las mismas
variables se hallarían en juego, provocando precios diferenciados en cada
una de las obras que se realicen (el terreno, las fundaciones, la geografia del
predio y su geología, la infraestructura, etc.).
Generalmente las viviendas industrializadas cuando ofrecen al mercado su producto
lo hacen sin considerar movimientos de suelos, fundaciones, instalaciones externas,
cercos o cerramientos perimetrales, veredas ni parquizaciones y otros ejemplos
que podriamos citar.
Por ello, podemos hablar de un sistema racionalizado, de un costo más
controlado en una parte de su ejecución, sin embargo, a pesar de ello
poco probable es, que hablemos de un metro cuadrado único.
A cada obra, además de agregarle las condicionantes expresadas, debe tenerse
en cuenta las limitaciones propias del lugar (reglamentaciones, códigos),
y que ejecutar una vivienda no es igual a construir 50 o 100. Esto mismo es aplicable
al sistema tradicional.
En definitiva el costo será aquel, que se obtenga al finalizar la
obra,
una vez sumados todos los gastos.
Es por ello que no existe el costo por metro cuadrado de obra, existe el
metro
cuadrado de una obra determinada, la que podrá servir como orientación
pero nunca como un dato determinante.
Existen
revistas en nuestro medio que publican datos, sin
embargo advierten que el modelo aplicado está referido
a una hipotética obra en un supuesto lugar,
dato este, que variaríia totalmente si la
geografía fuera otra, porque para esto ultimo
también juega un papel muy importante la demanda
de mano de obra, ya que no es lo mismo construir
en la Quiaca que en Ushuaia, ni siquiera en muchos
casos dentro de una misma provincia.
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