[Por
arq. Roberto J. Rimoldi] Uno de los principales problemas
que tienen las ejecuciones de las obras de arquitectura,
que se realizan últimamente, es la ausencia
de una documentación correcta y completa de
parte del autor del proyecto. Si bien parecería
que esta situación es sólo culpa de
uno de los actores, cada uno de ellos tiene su parte
de responsabilidad:
A
- El proyectista
Los Profesionales se ven obligados percibir cada
vez menores honorarios a causa de una despiadada
competencia desleal que adolece de no tener el
mismo
parámetro de comparación entre lo que ofrece un profesional
y otro, y por lo tanto sus trabajos difieren, ya que los estudios y análisis
llegarán hasta donde han calculado sus costos, dejando para la etapa
de obra, la documentación faltante. Por ello es común encontrar
en los pliegos de licitaciones, que finalmente la responsabilidad de los
detalles constructivos y demás estudios, es una obligación
de la empresa constructora, condición que muchas veces es difícil
de cumplir por la velocidad de la obra, con lo cual el profesional intenta
desligarse de la responsabilidad de diseñar y estudiar la obra hasta
el mínimo detalle, y de esta forma, comienza una batalla donde el
profesional trata de demostrar que el constructor es un ser conflictivo y
culpable de todas las fallas que suelen aparecer en el desarrollo de la obra
y el constructor en su intento de desligarse también de los problemas
que van surgiendo esgrime la misma estrategia, para justificar todos los
motivos que lo llevan a pedir adicionales, cuando la única verdad
es la ausencia de una documentación clara y completa, que debiera
haber sido parte del pliego licitatorio, para que el empresario hubiera podido
realizar un estudio económico correcto que luego no fuera motivo de
una serie de reclamos por un análisis equivocado.
B - El comitente
En su exigencia por lograr los menores gastos posibles intenta pagar los
menores honorarios posibles, creyendo que el gasto de esta etapa no es tan
necesario, cuando precisamente es todo lo contrario, pues de la exactitud
del estudio y de los planos saldrá el presupuesto más justo,
ya que el empresario no tendrá dudas y por lo tanto no incluirá costos
por posibles imprevistos. Esta exigencia de obtener menores erogaciones,
el Comitente la tendrá para que el monto de la obra también
sea el menor posible, sin darse cuenta que comienza a poner en riesgo el
verdadero fin que es una obra de calidad y tiempo.
C - El constructor
Muchas veces, a pesar de contar con una documentación escasa, casi
sin información (existen planos donde sólo existe gráfica,
pero nada de información), termina presupuestando algo que de por
sí, a sabiendas conoce que tendrá montones de sorpresas e imprevistos
y que con ellos podrá resarcirse de los bajos costos con que tomó la
obra. Sucitándose luego una serie de conflictos con el Comitente que
no quiere pagar, y que sostiene que para eso contrató un profesional
y que si se equivocó u omitió información debiera hacerse
cargo de sus errores, sin conocer ciertamente que el primer error que se
cometió es exigir tanto en lograr los menores honorarios posibles
que ha puesto en riesgo la concreción de la obra.
Lamentablemente
esto sucede porque nadie conoce claramente en qué consiste
un proyecto con una documentación de obra
completa o casi completa, ni siquiera lo expresa
claramente nuestro bendito Decreto Ley 7887/55, el
cual dice:
"Art.
46° - Se entiende por PROYECTO el conjunto
de elementos gráficos y escritos que definen
con precisión el carácter y finalidad
de la obra y permiten ejecutarla bajo la Dirección
de un profesional. Comprende:
1. Planos Generales (¿?), a escala conveniente (¿cuál
es una escala conveniente, 1:100, 1:200, 1:2000...?), de plantas, elevaciones
principales y cortes, acotados y señalados con los símbolos
convencionales, de modo que puedan ser tomados como básicos para la
ejecución de los planos de estructuras y de instalaciones.
2. Planos de construcciones y de detalles (¿cuántos, cuáles,
qué escala...?).
3. Planos de instalaciones y de estructuras con sus especificaciones y planillas
correspondientes (¿cuáles, cuántas...?).
4. Presupuesto, pliego de condiciones, llamado a licitación y estudio
de propuestas (¿cuál es la oferta más conveniente?).
Resulta
sumamente difícil con estas especificaciones
poder saber ciertamente cual es la documentación
necesaria para ejecutar la obra y más bien
queda librado a la responsabilidad del profesional,
a su ética y honestidad en cumplir con el
cometido. Además deja totalmente desprotegido
al Comitente que no sabe absolutamente nada del tema,
pero que comienza a comprender cuando los errores
se suceden uno detrás de otro, y las discusiones
por trabajos adicionales van en aumento.
Sería
bueno saber como fallaron jueces que hayan intervenido
en conflictos de este tipo, para conocer qué interpretaron
por proyecto y documentación, porque con los
elementos existentes la subjetividad debe haber sido
importante.
Los
Colegios y Consejos Profesionales de Arquitectura debieran
discutir esta cuestión y emitir un documento
que realmente indique cual es el parámetro de
comparación que no sólo servirá para
el Comitente, sino también para los profesionales
que en muchos casos creen que en 4 ó 5 planos
han cumplido su tarea.
Además, aclarar este tema será importante
para saber cuál es el costo de un proyecto y poderlo
justificar ante el cliente que muchas veces
cree que abusamos en nuestras pretensiones económicas. |