[Por
arq. Carlos Grisolía] José llega
a su trabajo después de 45 minutos de pedalear
en su bicicleta. Saluda al sereno de la obra que
esta por retirarse, deja su bicicleta y saca de su
bolsito la ropa de trabajo. Se cambia y a las 8 en
punto está ya ubicado, cuchara en mano en
su tarea asignada. José es hijo y nieto de
albañiles. Como legado familiar heredó el
mismo oficio que su abuelo inmigrante, y su padre: "laburante
del tablón".
José sabe
cómo se hacen las cosas en una obra, porque aprendió al
lado de su padre, porque "desde chiquito estoy en
obra", según cuenta orgulloso. José tiene
ya 40 años y hace casi 30 que aprendió el
oficio. Hace 30 años que hace las tareas de obra
de la misma forma. Pero en realidad si acumulamos los años
de trabajo de su padre que hoy está retirado pero
hace algunas "changuitas" y de su abuelo -que
en paz descanse- la sumatoria nos daría como "80
años de experiencia en el rubro".
La pregunta es: ¿80 años de experiencia nos garantizan que las
tareas encomendadas son realizadas correctamente, dentro de normas y especificaciones,
manteniendo un estándar de calidad, cumpliendo con el objetivo final de
cualquier tarea que es satisfacer al cliente?
La respuesta definitivamente es NO. Y lo reafirmo por si no quedo claro: NO.
Podríamos filosofar sobre si el oficio aprendido por tradición
oral-practica es conceptualmente correcto. Dejemos esta posibilidad abierta a
los artesanos y artistas en general. Pero cuando hablamos de industrias como
lo es la construcción, (por más que el código civil diga "el
arte de construir"), debemos tener en claro que tienen que existir estándares
a cumplir, estándares que surgen de una evolución lógica
de los tiempos y que van modificándose hacia niveles más altos
con el devenir de las nuevas técnicas de trabajo y la aparición
en mercado de materiales novedosos.
Como Directores Técnicos de las obras que abordamos, nuestra responsabilidad
es la de HACER DOCENCIA, es decir, transferir al operario los conceptos del POR
QUÉ se hacen de esta forma las tareas. El CÓMO se hace, surge por
analogía.
Es ahí donde nosotros como profesionales debemos implementar una metodología
de trabajo, que permita visualizar y registrar las instrucciones de trabajo y
su correspondiente verificación en registros de cada una de las tareas
que se realizan en la obra.
Vamos a ver: Como Director Técnico debo impartir instrucciones de cómo
se debe hacer una tarea; bien, si lo hago sólo de forma verbal, sabido
es que "a las palabras se las lleva el viento", por lo que el único
responsable de que las cosas no se hagan correctamente será... EL DIRECTOR
TECNICO.
Entonces, como nos cuesta tanto llevar un libro de obra, tal vez la forma
más
práctica de documentar la ejecución de una obra sea mediante planillas
elaboradas en base a cada tarea, donde a medida que se avanza en el desarrollo
de los trabajos de construcción, se constata el cumplimiento de los procedimientos
necesarios para realizar la tarea correspondiente.
Las herramientas que para esta tarea necesitamos, son apenas dos:
1° -
Instructivos de trabajo: Se detalla secuencialmente
los pasos a seguir, tarea por tarea.
2° - Listas de chequeo: Una vez realizada la
tarea, se comprueba en planillas el cumplimiento
de estas.
Es
menester para esto, conocer cuáles son los
pasos a seguir en el proceso constructivo de cada
rubro. Esto no sólo lo brinda la experiencia
sino la capacitación y actualización
permanente.
Para finalizar, y a modo de conclusión, considero que José, el
albañil y el Director Técnico de la obra se sentirían
más resguardados y confiados si en cada tarea que se encara, existiera
un "ayuda memoria" que permita no saltearse ni olvidarse ningún
procedimiento de trabajo y que a medida que se van realizando, se certifique
en una planilla su cumplimiento.
Esto a la postre permitirá un control de gestión de la obra,
detectar donde se producen las fallas en la relación, Director-dirigido,
sistematizar y educar al operario para que la tarea sea realizada una sola
vez y correctamente, brindarle al Director de Obra la tranquilidad en cuanto
al cumplimiento de su responsabilidad técnica, y por sobre todas las
cosas: arribar a un resultado eficiente y beneficioso.
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