Ver
planos de la obra
"Tengo un loco e incontenible deseo
de asesinar a la belleza"
Tristán Tzara.
El abordaje de este proyecto como algo "lindo" sería
un intento forzoso de acercar a connotaciones positivas
una obra que no pretende ser dadivosa.
La avidez arquitectónica de "agradar" en
un sinnúmero de actos complacientes exprime
nuestra mejor y mayor perversión, ya que se
escenifica un terreno moldeado melosamente en nombre
de la poética, haciendo que el usuario, al no
encontrar la forma de relacionarse con el edificio
construido, deba adaptarse perfectamente a cada rincón.
Esta suerte de mentira altruista tan redundante encuentra
su contraindicación, por ejemplo, en tres situaciones
dentro de esta vivienda:
La Perturbación,
que intenta poner en crisis una sensibilidad adormecida
del espectador-usuario
dándole lugar al error, lo que genera una interacción
que remonta la vida verdadera de (y dentro) la casa.
Los usuarios (una pareja sin hijos) son sometidos al
rigor imperfecto de una persona (arquitecto) que impone
instrucciones de vida totalmente vulnerables, en tanto
que el espectador ocasional (transeúnte en la
vía pública, visitante, intruso, etc.)
percibe una obra que prácticamente da la espalda
al espacio público, negando toda sociabilización
directa para concentrarse en la introspección
casi absoluta.
Esta sentencia dramática genera
una relación entre espacio privado y público
cercana a cero, asimilando tanto los requerimientos
del cliente como la inevitabilidad de los límites
tajantes.
La Indiferencia, que propone
una multiplicidad de destinos al encierro entre las paredes
que deja de
lado la intervención arquitectónica y
da lugar al azar en la determinación de los
espacios.
La indeterminación de cada uno de los siete
fotogramas es una autocondicionante que pretende encontrar
un conflicto proyectual (el no-diseño), poniendo
en crisis nuestras pretensiones y dotando de autonomía
al residente en la conformación de su casa.
Es el espacio donde el sometimiento arquitectónico
encuentra respiro, conformando un telón de fondo
que permite articular las piezas en composiciones infinitas.
La Carencia de Belleza,
no como algo que con el tiempo de asimilación se convierte nuevamente en algo
bello, sino como verdadera forma original y franca
de goce estético.
Esta especie de perversión puede verse dos veces:
entre los arquitectos, en las ventanas anecdóticas
que molestan ante la pulcritud (y por eso nos parecen
irritablemente interesantes); y entre los vecinos,
en la monstruosidad del paredón moldeado.
Ambas cosas funcionan a modo de carnada para provocar
sensaciones encontradas, asimilando la contradicción
como un hecho fortuito.
Creemos que si existe algún vestigio de vocación
de servicio en la arquitectura se encuentra en el juicio
nulo de "corrección" que podremos
hacer con respecto a una obra, ya que el arte, la arquitectura,
el hombre y sus manifestaciones del presente dan mucho
más que para eso.
Está más allá de nosotros cuestionar
cada una de estas tres acciones, ya que es inevitable
que encarnen la vida cotidiana afectando nuestra sensibilidad
para poder, así, acomodarnos al aquí y
ahora.
Planos
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[1] Planta
1º etapa
[2] Planta
2º etapa
[3] Planta
de techos
[4] Corte
transversal
[5] Vista
frente
[6] Vista
contrafrente
[7] Vista
lateral
Imágenes
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Ver ficha técnica
y datos de contacto al pie de página.
Acerca de los proyectistas
Para más
información
sobre PAAAR visite el sitio
web paaar.com.ar
PAAAR es un colectivo formado en 2007 por Marcos
Calvari, Leonardo Jáuregui y Leandro Zapata, cuya intención
es fundir el dueto arte | arquitectura mediante un acercamiento
intuitivo a diversas disciplinas.
A partir de una formación académica complementada
con intereses alejados de las corrientes netamente arquitectónicas,
se experimentan con igual ímpetu construcciones
empíricas concretas e investigaciones conceptuales,
de libertad artística o racionalidad en diseño,
dejando de lado la seguridad de los pequeños conocimientos
para adentrarse en la vorágine que implica el
hacer lo que no se sabe hacer.
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