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memoria descriptiva
Esta obra es el resultado de un proceso que se inicia
con la construcción en el año 2004 de una
casa de veraneo en el bosque de Mar Azul con las siguientes
premisas.
Construir en el bosque
Proponer alternativas que garanticen la supervivencia
de los entornos naturales
Mar Azul es un lugar que conocemos hace muchos años
por esa razón cuando en el 2004 construimos la
primer obra sabíamos que teníamos que intervenir
en un territorio que a pesar de su gran valor paisajístico
nunca contó con un sostén legal que resguardara
ese patrimonio de la voracidad de los que lotean con
un único objetivo: sacar la mayor renta de la
tierra. Que tampoco cuenta con un código que,
comprendiendo la lógica de ese entorno privilegiado,
reglamente resolviendo el desajuste entre ese loteo inapropiado
y las posibilidades de construir sin que se pierda la
calidad ambiental del sitio. A esta situación
descripta se le suma como agravante la proliferación
de una tipología "casa pintoresca en un
lugar de fantasía", que paulatinamente va "domesticando"
ese bosque, dueño aún, de una potente presencia
agreste. Operar en ese sitio significó entonces
asumir sus desajustes como un desafío y ver, hasta
dónde, los arquitectos podemos hacer un aporte
alternativo.
La respuesta fue la proposición de una arquitectura
de mínimos recursos tanto materiales como formales,
no sólo como elección estética sino
como principio ético de valorización de
un uso más racional de los variados recursos disponibles.
Esa arquitectura despojada debía incorporarse
al paisaje con voluntad de pertenencia, buscando integrarse
a esa realidad preexistente. Para que esto suceda es
necesario "saber escuchar" lo que el
sitio comunica de manera que los primeros acercamientos
deben
estar libres de prejuicios respecto del mismo para poder
captar no solo los datos tangibles y por lo tanto calificables
y mensurables, sino aquellas atmósferas que el
lugar brinda y que sólo podremos percibir si nuestra
mirada está libre de preconceptos sobre el mismo.
Esto quiere decir practicar el ejercicio de "ver
por primera vez". Considerar los datos, dejarse
invadir por esas sensaciones que el lugar suministra
e imaginar como el propio proyecto los capitaliza, es
fundamental para que arquitectura y paisaje puedan fundirse.
Habíamos practicado este ejercicio (casi como
un vicio profesional) veraneando en Mar Azul en reiteradas
oportunidades, de manera que valorábamos la potente
presencia paisajística de su bosque, las sensaciones
que suministran sus continuos cambios en el tiempo, pero
además habíamos experimentado el microclima
que provee: la atenuación de los fuertes vientos
marinos que se producen debajo de los árboles,
la sombra constante que estos suministran protegiendo
del calor en verano aunque produciendo un ambiente muy
húmedo en invierno, y algo que para nosotros fue
determinante en la toma de decisiones a la hora de proyectar,
el hecho de que bajo los pinos se ve reducida notablemente
la cantidad de luz durante todo el año. También
sabíamos que el bosque no requiere de mantenimiento,
salvo remover la vegetación seca, si es que no
se introducen nuevas especies que rompan esa armonía.
Aprovechar
lo que el ambiente ofrece
Reconocer este particular microclima fue determinante,
(junto con el bajo presupuesto disponible y la necesidad
de mantenimiento nulo de la casa) de las decisiones
estético/constructivas que definieron la obra.
La necesidad de captar la luz dio lugar a concebir
esa primer obra como un "semicubierto" y
resolverla entonces con grandes paños de vidrio
que desde adentro posibilitaran vistas en todas direcciones
y desde afuera reflejaran el paisaje haciendo que
la casa se mimetizara con el mismo. La necesidad
de acelerar los plazos de ejecución de la
obra y evitar su mantenimiento posterior nos decidió a
construir con hormigón a la vista. La sombra
reinante por otro lado nos permitía utilizar
este material ya que la misma suministra suficiente
protección térmica desde la primavera
hasta entrado el otoño. Su acondicionamiento
para el invierno no era demasiado relevante (aunque
por supuesto estuvo previsto) ya que su uso es muy
limitado dada su condición de casa de veraneo.
La aislación hidrófuga se resolvió con
un hormigón de gran compacidad y con un estudio
de la forma de la envolvente para que la evacuación
del agua de lluvia se realizara muy velozmente.
Usar de
manera sensata los recursos disponibles
La calidad expresiva del hormigón visto y sus
propiedades de resistencia e impermeabilidad ya mencionadas,
hicieron innecesario cualquier tipo de acabado superficial,
lográndose un bajo costo de ejecución
en las terminaciones sin necesidad de mantenimiento
futuro. Por otro lado el color y la textura del hormigón
realizado con encofrado de tablas de madera resultó de
una presencia contundente y mimética a la vez,
permitiendo que la obra se exprese en armonía
con el paisaje. Es síntesis, una envolvente
de dos únicos materiales -hormigón y
vidrio- resuelve la integración con el
paisaje y da respuesta a los temas formales, estructurales,
funcionales, de terminaciones y de mantenimiento.
Con idéntico criterio la resolución de
las actividades al aire libre fue el resultado de realizar
la menor operación sobre ese ambiente. Se evitó todo
tipo de ajardinamiento no sólo por la comodidad
de no mantenerlo sino para evitar dejar expresado límites
innecesarios en un paisaje por ahora poco construido,
ni sectores contrastantes con las características
paisajísticas del este ambiente privilegiado.
Nos gusta esa marcada homogeneidad del bosque de coníferas
solo interrumpida de tanto en tanto por alguna acacia
y pastizales de nuestra pampa que son por otra parte
la vegetación dominante en los médanos
próximos al mar.
Varias casas, algunos
interrogantes
La propuesta que nuestro estudio viene realizando en
el bosque de Mar Azul, tan preocupada en integrarse
a ese ambiente que la origina, y tan alejada de los
estereotipos del lugar, ha encontrado muy buena aceptación.
Son varios los encargos de casas con un pedido expreso
de repetir la misma solución estético
constructiva y que valoran tanto las decisiones sobre
un uso mas relajado de la vivienda, como la falta
de mantenimiento de la construcción. Esto
es, sin duda, muy gratificante para nosotros pero
a su vez nos plantea una serie de interrogantes que
se convierten en materia de reflexión en cada
nuevo pedido. Dejarlos planteados es una manera de
empezar a buscarle solución.
Nos preguntamos: ¿Si la propuesta se presenta
funcional tanto a la unidad ambiental cómo a
los requerimientos estéticos, de uso y de mantenimiento
de los comitentes, es válido buscar una nueva
solución sin otra justificación que no
sea probar con algo diferente, apostando sólo
a la novedad?
Si por el contrario optamos por continuar haciendo
casas de hormigón visto, ¿es lícito
producir cambios en su apariencia utilizando por ejemplo
un encofrado fenólico, manipulando la superficie
de terminación con acabados especiales o usando
hormigones coloreados? Todos estos procedimientos, ¿no
son maniobras de carácter puramente decorativo
que van contra los principios de austeridad y sencillez
que dieron origen a la propuesta?
Repetir esta propuesta de materialidad como
un prototipo donde se reelabore con cada encargo su
pertenencia
al paisaje y las diferentes maneras de habitarlo, ¿no
parece lógico y éticamente correcto?
¿Ese sería entonces el desafío de cada
nuevo proyecto? ¿Concentrarse en adaptar este
prototipo a los usos específicos de cada comitente
y a las particularidades de su entorno? ¿Insistir
cada vez con más fuerza -ayudados por
la trascendencia- en que lo que allí se construye
no puede romper con la unidad paisajista que representa
ese bosque? ¿Insistir en encontrar la manera
de transformar cada casa en "nido o madriguera
(1)"?
(1) termino usado por el arq. Felipe Uribe para
referirse nuestras casas de Mar Azul en el nº 17 de
la Revista
1:100).
Con estos interrogantes encaramos la Casa JD.
Memoria
El lugar
El terreno de 20x30 metros sobre el que debíamos
intervenir se encuentra muy forestado con pinos marítimos
de gran porte. Presenta la particularidad de que su
frente está muy elevado respecto del nivel de la calle,
y si bien esta situación complica la resolución
del acceso al predio, ofrece la ventaja de que la casa
así elevada, quede muy poco expuesta a las miradas
de los que pasan por la calle y además era posible
imaginar que desde su interior se pudieran obtener
vistas al paisaje por encima de las construcciones
vecinas. Además de la diferencia de nivel con
la calle en todo su frente, el lote presenta una pendiente
en diagonal desde el fondo hacia el mismo de 3.00 m.
El encargo
El pedido del comitente fue una casa para ser usada
durante gran parte del año, de sólo
dos dormitorios y dos baños, uno de ellos
en suite, pero con una zona social suficientemente
grande como para poder armar espacios de diferentes
usos ya que es habitual recibir muchos amigos. Además
se requería, que en ocasiones, algún
sector de esta área social pudiera ser transformado
en lugar para dormir. La cocina debía estar
integrada a la zona social y se resaltó la
necesidad de disponer de generosas expansiones al
aire libre. La superficie total no debía superar
los 150 m2.
La propuesta
El relieve particular del lote, la privacidad resultante
de lo elevado del mismo respecto de la calle, las
vistas al bosque libres de construcciones próximas
y la particularidad del programa requerido, son los
temas que hacen singular a esta casa con una propuesta
estético constructiva similar a las otras construidas
por el estudio en Mar Azul.
La propuesta fue concebir la vivienda como dos prismas
puros, ubicados en un claro entre los árboles,
de diferentes alturas, que se interceptan perpendicularmente
y a medios niveles. La importante pendiente del terreno
fue aprovechada para esconder parte del programa requerido,
reduciendo de esta forma la presencia de lo construido.
Con esta disposición volumétrica se consiguió dotar
a la casa de la variedad de espacios requeridos sin
perder independencia de uso entre los mismos. Todos
los ambientes de la zona social se vinculan a través
de grandes aberturas con terrazas al exterior resueltas
con decks de madera y el dormitorio principal elevado
cuenta con una terraza de expansión cubierta.
La
organización funcional
Se accede a la planta principal a través de
un deck elevado respecto del terreno natural, que se
desarrolla a lo largo del lado mayor de esta planta,
de manera que, abriendo la carpintería corrediza
se consigue una total integración entre el interior
y el exterior. Este nivel de acceso es un espacio único
en donde, quedan definidos los distintos usos, mediante
diferencias de alturas producidas por la intersección
de los prismas y las sectorizaciones con tabiques de
hormigón. De esta manera el espacio al que se
ingresa cuenta con un sector para estar frente a la
chimenea y también con un banco pensado para
servir de asiento para una comida informal en una mesa
baja. Desde este sector puede verse de frente el comedor
con su expansión a otra terraza, la cocina integrada
a este mediante una serie de tabiques de hormigón
que además de resolver el equipamiento (mesadas
bajas, una barra y la mesa), resguardan de las vistas
directas el sector de trabajo de la cocina. Hacia un
costado se dispone de otro estar, resuelto alrededor
de una salamandra exenta, que puede transformarse en
dormitorio. En el centro de la planta, la intersección
de los dos prismas, crea un espacio de doble altura
donde son protagonistas tanto las escaleras a medios
niveles que conducen a los dormitorios, como los efectos
lumínicos y la visión del paisaje que
se obtiene por la diferencia de altura de la volumetría
o a través de grandes aberturas. Bajando y semienterrado
en una situación muy reservada se encuentra
el baño general y un dormitorio y hacia arriba
se desarrolla, aislado del resto de la casa, el dormitorio
principal con su baño privado que se prolonga
al exterior en un terraza semicubierta. Ambos dormitorios
están atravesados por un pino, añoso,
muy robusto, que no se quiso derribar.
La construcción
La casa está construida con tres materiales
básicos: hormigón a la vista, vidrio
y madera en los deck exteriores. Las losas de los diferentes
volúmenes apoyan mediante tabiques y vigas invertidas
de hormigón visto y están terminadas
con una pendiente mínima para que se produzca
rápidamente el escurrimiento del agua de lluvia.
Se utilizó un hormigón H21 con el agregado
de un fluidificante para que esta mezcla con escasa
cantidad de agua al fraguar, resulte de mucha compacidad
y no requiera de impermeabilización. Los escasos
tabiques interiores de ladrillos huecos están
terminados en alisado de cemento, el piso es también
de paños de alisado de cemento divididos por
planchuelas de aluminio. Las aberturas son de aluminio
anodizado color bronce oscuro. El sistema de calefacción,
dado que no existe gas natural en la zona, se resolvió con
un sistema que combina salamandra, estufas a gas envasado
y estufas eléctricas.
Mobiliario
Salvo las camas, los sillones y sillas, el resto del
equipamiento de esta vivienda está resuelto
en hormigón.
Planos
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[2] Planta
alta
[3] Corte
1
[4] Corte
4
[5] Corte
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[6] Vista
NE
[7] Vista
NO
[8] Vista
SE
[9] Vista
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