El complejo tanático se desarrolla
en Villa El Salvador, un sector periférico a la
ciudad de Lima, Perú, adyacente a una vía
rápida y cercana al mar y a una zona deprimida
de la ciudad.
Todo el conjunto se ha emplazado en un
terreno alto donde se propuso organizar las edificaciones
alrededor
de una plaza monumental que permite realzar las volumetrías.
El
edificio principal es una capilla de volumetría
simple con perforaciones geométricas a manera
de vitrales sintetizados que alberga un espacio con capacidad
para 200 fieles frente a un altar lineal y geométrico
que se convierte en el foco visual de todo este ambiente.
Todo
el edificio se encuentra conectado a una zona que alberga
dos crematorios y que reciben a los féretros
durante las ceremonias que se realizan en forma previa
a las cremaciones.
Este edificio alberga dos funciones fundamentales, una mística asociadas
con el rito y el culto a los muertos y otra industrial donde se procesan
los cuerpos
para luego ser devueltos para sus homenajes finales.
Estas
funciones son expresadas en la volumetría
general de todo el edificio a través de un manejo
geométrico que usa la línea ascendente
y la composición artística en los espacios
ceremoniales en yuxtaposición con los espacios
racionales y ascéticos donde se ubican los hornos
crematorios.
El edificio se presenta y realza con una plaza que permite albergar las diferentes situaciones
que se durante
los procesos ceremoniales de este complejo.
La plaza
sirve como espacio organizador de las otras edificaciones
de apoyo.
Adyacente a la capilla se ubican
los velatorios y una cafetería. Las otras edificaciones
son áreas administrativas y baños para
el público.
Sobre el frente del conjunto se ha
propuesto un monolito en concreto expuesto que recrea
en forma abstracta a
una cruz que sirve como un faro en la ciudad y anuncia
la presencia de esta instalación sobre la vía.
Todo
la arquitectura ha sido tratada en base a volumetrías
simples y primarias de color blanco en composiciones
claras sobre un espacio principal. La idea es que todo
el conjunto se mantenga atemporal frente al entorno urbano
donde se ubica.
El conjunto se muestra como un contenedor
prístino
que sirve de marco para rendir homenaje a nuestros muertos
abrazando y acompañando a los visitantes con su
dolor y brindando algo de solaz sobre la reflexión
obligada que se tiene de la muerte cuando uno debe despedir
uno de los suyos.
Planos
[1] Implantación
[2] Detalle
planta
[3] Cortes
y vistas
Realice
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Acerca del proyectista
La oficina del arquitecto José Orrego Herrera es uno de los estudios más
importantes de diseño contemporáneo en el Perú. Con más
de 19 años haciendo arquitectura tienen hasta la fecha más de 400
proyectos desarrollados entre centros comerciales, edificios de oficinas, casas
y diseños comerciales. Para obtener mayor información del trabajo
realizado por el estudio visite el sitio web metropolisperu.com
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