La luz forma parte de nuestro entorno
cotidiano.
Le da vida, llena su espacio y facilita
nuestros movimientos.
Imaginemos ahora que, además
de poder disfrutar de esta luz, podemos manipularla,
jugar con ella más allá del tradicional
uso de los interruptores.
Superando la rutina del encendido/apagado, la lámpara
abre todo un universo de matices y de luminosidades,
un abanico de ambientes
y situaciones al alcance de la mano que permite incluso
dar forma a diversos estados de ánimo.
No es
sólo un objeto, es una nueva forma de interactuar con
la luz.
La lámpara de luz regulable es una lámpara
de iluminación regulable
por una estructura tridimensional que presenta en su
interior una fuente central de luz, mientras que sus
caras laterales son persianas horizontales
regulables.
Estas persianas permiten graduar manualmente
la luminosidad según
se quiera.
De esta manera, en una misma lámpara se
pueden conseguir diferentes ambientes de luz en función
de lo que requiera el consumidor:
Un lado lleno de
luz (con una obertura total de las persianas), otro
carente de ella (con las persianas completamente cerradas),
además de diversos matices intermedios de luminosidad.
Las
formas con que se puede presentar la lámpara
son variadas: cuadrada, rectangular, con patas, etc.
Además
de, naturalmente, una infinita gama de colores.
Por
otro lado, más allá de su forma, la lámpara
está concebida para adaptarse a cualquier ubicación:
pie, pared, techo, etc.
Sus componentes integran un
objeto de gran funcionalidad, permitiendo una configuración
con múltiples posibilidades de montaje, combinando
colores, elementos y formas.
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