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A cuadras del Obelisco, en
medio de grises terrazas, el Restorán del
Club del Progreso decidió aprovechar
ese espacio para instalar una huerta vertical en la cual
producen frutas, verduras y hierbas que luego se utilizan
en su cocina.
Entre el Obelisco
y el palacio de Tribunales sería impensado encontrar
este espacio verde en medio de una jungla de cemento,
pero así es, la terraza
del Restorán
del Club del Progreso desborda de verdes hojas,
grandes macetones y productos de huerta.
Adaptando el
piso de la terraza, con grades vigas de hierro para
soportar el peso, se instalaron pallets
reciclados, tubos de plásticos reutilizables
y tanques desechables en donde el restorán
instaló su
huerta orgánica y vertical.
Frutillas, menta,
albahaca, calabaza, lechugas de varias clases, limones,
quinotos, cebolla de verdeo, pimientos, entre muchos
otros, crecen a metros de la cocina del Restorán
del Club del Progreso y son utilizados en sus platos,
condimentos, ensaladas y postres.
"Para nosotros
producir parte de los insumos que utilizamos es un
concepto de cómo pensamos,
actuamos y cocinamos. No solamente son productos naturales,
orgánicos y saludables sino que también
tienen una mejor textura, aroma y sabor", dijo
Yanina Andreani, Directora Gastronómica
del Restorán.
Y agregó. "Aprovechar
un espacio muchas veces desperdiciado en el centro
de la ciudad y hacer la huerta sobre una estructura
tan compleja ha sido un desafío, pero es algo
que hoy nos enorgullece y nos diferencia positivamente".
Restorán
del Club del Progreso
El clásico restorán
del Club Del Progreso sigue siendo un icono
de la gastronomía porteña y una visita
obligada para quienes visitan Buenos Aires. A tan sólo
pasos del Obelisco esta ubicado en un palacete de principios
del siglo XX que ha sido restaurado y acondicionado
manteniendo el estilo original de esta casa de 4 plantas.
Cuenta con un salón principal y salones anexos
para almuerzos o cenas con mayor privacidad, e incluso
un patio para disfrutar de las cálidas noches
de verano al aire libre.
El Club del Progreso fue fundado en 1852 con el objetivo
de fomentar el progreso político y económico
del país a la vez que ser la sede del encuentro
social y cultural de lo más aristocrático
de la sociedad porteña.
Tuvo su primera sede en Perú 135, luego en 1856
se trasladó al flamante Palacio Muñoa
en la esquina de Perú y Victoria (hoy Hipólito
Irigoyen) para finalmente, en la década del
40, mudarse a su ubicación actual de Sarmiento
1334. La sede actual, ha pertenecido a varias de las
más aristocráticas familias porteñas
incluyendo a los Errázuriz y fue la residencia
privada de un miembro de la familia Duhau. El edificio
ha sido declarado Patrimonio Histórico Nacional.
Los lujosos y antiguos muebles son del siglo pasado
y, al igual que las alfombras y cortinados son de procedencia
europea. Sus salones han albergado las tradicionales
actividades del Club: bailes mensuales, que congregaban
a la más alta sociedad porteña, tertulias
y bailes de carnaval.
Por el Club del Progreso han pasado figuras de la política
argentina, entre ellos 16 presidentes constitucionales
de la Nación: Urquiza, Mitre, Sarmiento, Avellaneda,
Roca, Pellegrini, Luis Saenz Peña, Uriburu,
Quintana, Figueroa Alcorta, Roque Saenz Peña,
Victorino de la Plaza, Irigoyen, Alvear, Ortíz
y De la Rua. A lo largo de su historia se destacan
las figuras de Lucio V. López y Leandro N. Alem.
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