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RESUMEN

Trabajo de investigación sobre el Mercado de Abasto de la Ciudad de Buenos Aires

CONTENIDO

Introducción
Tema / Objetivo

El Mercado de Abasto y su entorno
Un poco de historia
Tipologías de los mercados
La empresa propietaria
Mercado viejo
Nuevos proyectos
Imagen arquitectónica del momento
El abastecimiento en la decada del '20
El "barrio" del Abasto
Evolución urbana del Abasto
Microcosmos del Abasto
Fisonomía a partir del 1900
Cronología

Conclusión
Cartografía
Anexo
Bibliografia
 
TEMA / OBJETIVO

El Mercado. Demostrar, desde el marco histórico, cómo el mercado dio respuesta al entorno y a las necesidades de la ciudad.
 
El Mercado de Abasto Proveedor y su entorno

Es esta un área con identidad propia y reconocida, que fue formándose a partir del momento en que, a fines del siglo pasado, la Sociedad Anónima Mercado de Abasto Proveedor levantó un edificio en la manzana comprendida entre la Avenida Corrientes y las calles Anchorena, Lavalle y Agüero, con el fin de concentrar y distribuir distintos productos alimenticios para la ciudad de Buenos Aires.

Es importante destacar que esta zona de la ciudad se encontraba en esa época en un lugar privilegiado para la actividad comercial que se proponía: alejado del centro, en una zona casi desploblada (contaba con un loteo no tan abigarrado como el del centro de la ciudad) y con buenas rutas de acceso, conformando un nexo entre las actividades del campo y las demandas de la ciudad.

En 1893 se construye la primera parte del Mercado Viejo sobre la Av. Corrientes y en 1907, su ampliación sobre la calle Lavalle y una serie de locales para instalaciones anexas que fueron ubicándose en predios de manzanas vecinas que fueron adquiridas por la Sociedad.

En la década del 30, se inauguró la primera parte del Mercado Nuevo. La zona tomó un aspecto abigarrado y pintoresco, integrando las actividades del mercado en sí con los usos relacionados con cierto tipo de diversiones (el circo, el teatro criollo, los reductos danzantes) con los necesarios locales gastronómicos (la fonda, el boliche) asociados con los juegos de naipes y las bochas.

Se constituyó un centro recreativo cultural identificado con lo popular, incorporando además los usos de viviendas y comercio diario y ocasional para los habitantes del barrio.

Esa integración mercado-vivienda-recreación va desarticulándose durante la década del '40, momento en que ya se es consciente de los inconvenientes que implican las actividades de concentración y abastecimiento de alimentos en un lugar que ya había dejado de ser un aledaño despoblado de la ciudad.

Se produce una gradual transformación de los usos originales. 

Los primeros habitantes vinculados directamente con el trabajo del mercado trasladan sus viviendas a otros barrios con carácter residencial y los edificios que aquellos dejan se transforman en hoteluchos, tugurios y depósitos maduradero.

Esta situación y la incontrolable congestión producida por el tránsito automotor, contribuyen a la degradación ambiental, que persiste durante décadas.

La creación del Nuevo Mercado Central de la Ciudad en terrenos del Gran Bs. As. (ver "Evaluacion economica y programación financiera del Mercado central", volumen 1 año 1973, Corporacion del Mercado Central de Buenos Aires en Anexo), con el fin de cumplir las funciones de abastecimiento (que se venían realizando en mercados dentro del ámbito capitalino), el Barrio del Abasto entra en un estancamiento expectante, a la espera de un nuevo empuje que contribuya a su revitalización una vez que el Mercado haya dejado de ser su centro.

El Abasto configura un área particularizada que surgió gracias a un uso primordial que, una vez desaparecido, debe ser reemplazado por otros según una intervención que plantee la transformación total de la zona, de lo contrario, seguirá estancada.

Puede leerse una relación entre Mercado y Area, como partes de una misma cosa. Desaparecido uno, la otra carecería de sentido. Sin embargo, a lo largo del tiempo, el Area adquirió una identidad propia y llegó a ser un símbolo de lo porteño.

Es uno de los escasos hitos no orilleros, no periféricos de Bs. As., en los cuales el espíritu ciudadano ha localizado ciertos símbolos de lo popular (culturales, artísticos, sociales). En el Abasto encontramos un modo de vida porteño característico.

El Abasto es un hecho incorporado y viviente en la cultura urbana. Es tejido urbano existente, es espacio vivido. Sin embargo, es de destacar que constituye un área problema porque:

- la función principal está inadecuadamente alojada.

- sus actividades emergentes, particularmente el transporte, constituyen un cuello de botella en el sistema de movimientos de la ciudad.

También es importante señalar que existen en el lugar elementos puntuales, edificios desafectados de su uso original (el mercado y sus actividades emergentes), que convendría mantener y recuperar, ya que están emplazados en una zona privilegiada, fluidamente conectada con el resto de la ciudad (aún considerando los problemas de tránsito) y con un nivel de densidad urbana lo suficientemente bajo como para poder regular diversos usos (cultura, comercio, etc.) sin excluir el residencial.

El mercado de Abasto de la Ciudad de Buenos Aires debe ser trasladado, lo cual no implica demolición, ya que el edificio no ha caducado como objeto significativo ni como estructura arquitectónica en uso.

Ubicado en un área geográficamente privilegiada de la ciudad, servida por innumerables medios de transporte, contando con su propia estación de subterráneo y su ramal de desviación interno, puede ocupar un lugar trascendente en la ciudad, resultado de una transformación de su destino, producto de una acción integral que conserve el carácter e imagen que conforma la identidad del barrio.

Tipologías de los mercados de abasto

Entre los años 1823 y 1900 se construyeron 36 mercados de abasto en Buenos Aires. Hoy solamente quedan 7 de ellos, de los cuales ninguno fue inaugurado antes del año 1889. Sólo los de la última década del siglo pasado lograron sobrevivir a la devastación urbana, aunque algunos de ellos han sido muy modificados.

El edificio para mercado de abasto de alimentos cuenta con un programa de necesidades específicas. Pueden establecerse reglas generales que permiten acceder a un panorama global de las distintas respuestas adoptadas por los proyectistas y constructores para resolver los requerimientos del tema.

- No hay un modelo o tipología funcional a seguir o tipología funcional que resuelva todos los problemas. Tampoco en un determinado período se utiliza una dejando a las demás de lado.

- Coexisten todas, sólo que algunas de ellas se adaptan mejor a determinados terrenos propuestos por los comitentes, con lo cual en algunos años aparecen con más frecuencia algunos, y otras no.

- Las técnicas constructivas disponibles en cada época introducen modificaciones a través de los nuevos materiales que utilizan.

- La coexistencia de lo viejo y de lo nuevo es una constante por lo general, y en la mayoría de los casos no logran interrelacionarse la una con la otra.

- En muchos casos perjudicará la unidad del conjunto, llegando realmente a considerarse el proyecto como la resultante de dos edificios distintos adosados el uno al otro, con sólo algunos puntos en común.

- Interior y exterior se presentan como dos hechos distintos y cada uno adquirirá su propio lenguaje expresivo.

- El exterior, más tipificado, y en cambio el interior dependerá principalmente del material empleado y de las formas con él logradas.

 A) Tipología de un núcleo central interior:

- Es uno de los tipos más repetidos.

- Ellos son: el mercado San Patricio (La Boca), del Progreso (Caballito), Italiano, Santa Lucía (Barracas), Proveedor del Sur (Constitución).

- La relación entre el núcleo central y el exterior se da a través de calles ortogonales, en cuyo recorrido también e ubican puestos de venta.

 B) Tipología de retícula:

- Es otro de los tipos más utilizados.

- Ellos son: Nuevo Modelo y San Telmo, Solís (La Boca), Ciudad de Bs. As. (un sector), Norte, Mercado de Abasto Proveedor.

- Esta resolución está basada en el cruce de ejes principales. A modo de excepción, el Mercado de Abasto Proveedor, reemplaza el cuerpo de locales volcados al exterior por una pantalla.

C) Tipología longitudinal:

- Ejemplos de ello son: Mercado Güemes, Gral. Roca (Constitución), de la Abundancia y Monserrat.

Una excepción a la regla la constituye el mercado de Belgrano. Aquí la estructura queda a la vista, sin cordón perimetral que la oculte, dándose directamente la relación entre interior y exterior.

En la mayoría de los proyectos, el frente del edificio de los locales estaba dado por una serie de locales continuos, alineados sobre la línea municipal, y dando su espalda al interior del mismo. Pero no es una fachada, es todo un cuerpo que cumple la misión de límite exterior.

La construcción podía tener uno o dos niveles, de acuerdo a las posibilidades de destinar locales a funciones distintas a la de venta de alimentos, a la escala y a la importancia del empresario que lo propuso.

El sistema constructivo empleado en ellos es la mampostería, lo que los convierte en compactos y pesados volúmenes, donde las dimensiones están dadas por las posibilidades que el material permite. Formas geométricas simples y continuas, donde el lenguaje expresivo viene dado por el ritmo de los aventanamientos y accesos.

Cuando el mercado se encuentra en el interior de la manzana, y la fachada queda reducida solamente al acceso, éste suele manifestarse con un gran arco, jerarquizándolo. Otras veces la fachada queda reducida a un muro liso con aventanamientos, no siempre rítmicamente ordenados.

En el Mercado de Abasto Proveedor no podemos hablar de volumen de fachada, donde ésta queda reducida a los pilares de mampostería, entre los cuales se muestran con total claridad las carpinterías y estructuras metálicas con que está realizado.

Si bien resulta clara la resolución exterior de estos edificios, muchas veces no lo es su interior y menos la relación entre ambos. Las técnicas constructivas son las que más van a influir en el tratamiento interior. En el exterior, podemos hablar de una tipología que permanece a lo largo de los 50 años de los que hablamos, prácticamente sin cambios. Pero los materiales para el resto cambian:

- Uso de la mampostería combinada con columnas metálicas y vigas de este material o madera.

- Estructuras de madera liviana, complementada con cubiertas de chapas metálicas en pendiente.

- Estructuras metálicas, con cubiertas del mismo material, es una solución que se adopta como una de las más satisfactorias a principios de la década del 80, algunas veces combinadas con vigas metálicas y bovedillas de ladrillos.

Con las estructuras metálicas se lograrán los mejores resultados. Permiten mayores alturas; las secciones son más finas, permitiendo una compartimentación sin interrumpir la visión; se logra un ritmo dado por las columnas y las vigas de gran riqueza plástica; el material permite la variedad de formas dada por sus fabricantes.

El contraste exterior-interior no llega nunca realmente a resolverse. En la mayoría de los casos, se leen como dos partes unidas por una galería o a veces es sólo una calle descubierta que los separa. A principios de este siglo se opta por eliminar una de las dos partes: ya sea su exterior, mostrando la estructura en toda su expresión, o recurriendo en su interior a estructuras más rígidas (hº aº) que se utilizan también en el exterior.

La mayor parte de las características de estos antiguos mercados han desaparecido. La riqueza plástica del ritmo exterior de la estructura metálica fue reemplazada por enormes cabriadas metálicas que se colocan de pared a pared, sin interrupción visual del local, y el cuerpo articulado de la fachada se convierte en una sencilla pantalla de mampostería para cerrar el local.

La empresa propietaria

Devoto Hermanos

Al tomar conocimiento de le demolición del Mercado Modelo, la sociedad de los hermanos Devoto solicitó permiso municipal pare establecer, en los terrenos de su propiedad en la Parroquia de Balvanera (adquiridos en 1875), un "Mercado Central de Abasto al por mayor en el que pudiesen reconcentrar todos los artículos de abasto que consuma diariamente la población de esta capital". A la solicitud, de fecha 16 de agosto de 1888, se acompañaban planos y memoria descriptiva para la construcción de los edificios.

La Intendencia concedió ad-referendum la autorización el 29 de noviembre de 1888 y elevó los antecedentes al Consejo Deliberante, el que el 8 de enero de 1889 (ver Acta del Consejo Deliberante en el Anexo), emitió una ordenanza autorizando"...a los señores Devoto y Cía. para el establecimiento y explotación de un Mercado Central de Abasto que debe construirse con sujeción a los planos presentados, en el terreno situado en las calles de Corrientes, Gral. Lavalle, Anchorena y Laprida, cuya área se compone de 25 mil metros cuadrados".

Esa misma concesión establecía que el mercado:

"... solo servirá para la venta al por mayor de las verduras y frutas y demás artículos de abasto, con exclusión de la carne, de cualquier clase que sea, y las diversas clases de embutidos". 

Por el mencionado decreto se reservaba la Municipalidad el derecho de autorizar la construcción de otros mercados de abasto así como liberaba a los introductores de mercadería de concurrir obligatoriamente a este mercado para vender sus productos.
 
S.A. Mercado de Abasto Proveedor

En julio de ese mismo año, un grupo de productores y puesteros del Mercado Modelo, realizaban algunas reuniones para constituir una sociedad anónima, cuyos estatutos fueron aprobados por el Poder Ejecutivo el 29 de agosto de 1889.

Esta empresa fue denominada Sociedad Anónima Mercado de Abasto Proveedor, y contó con un capital social inicial de un millón de pesos moneda nacional, quedando declarados sus fines en el art. 2° Título I de los Estatutos:

"Esta sociedad tiene por objeto construir en terreno que adquirirá al efecto un gran mercado al por mayor y menor con el fin de abastecer a los demás mercados de abasto de la Capital de la República Argentina, cuyos locales serán cedidos en arrendamiento a las personas que en él se establezcan".

Fue así como esta sociedad adquirió a los hermanos Devoto el terreno destinado al mercado y la concesión municipal para operar en la comercialización de alimentos.

Como lo ha señalado el economista Aldo Ferrer, durante crisis del '90:

"El país había excedido sus posibilidades de endeudamiento externo y el resultado de las inversiones así generadas todavía no se había hecho sentir totalmente en una economía que estaba en pleno proceso de cambio hacia lo que hemos definido como la economía primaria exportadora".

Con la depreciación del peso argentino, hubo aumentos en los precios de los productos importados y en los internos, sobre todo en el rubro alimentación de los sectores populares, lo que trajo aparejado una retracción en el sector de comercialización de productos agropecuarios para consumo, como es el caso de nuestro mercado.

A esto se suma una "continua y prolongada sequía que afligía a la campaña" y por ende, a los cultivos de estos quinteros propietarios. 

Sin embargo, y a pesar de haber comenzado los negocios en ese momento de crisis, el trabajo tesonero y la visión de futuro, unidos a la relativamente rápida recuperación de la economía argentina, contribuyeron al desarrollo favorable y constante de esta sociedad. A esto contribuyó, sin duda, la obtención de fuentes de financiación a través de nuevos bancos creados sobre la base de grupos étnicos o colectividades, ya sea por medio del ahorro consolidado o de capitales provenientes de grupos financieros de sus países de origen.

Es así, entonces, que esta S.A. culminó con éxito las distintas etapas de engrandecimiento propuestas que pueden resumirse así: 

Comenzó la construcción de galpones provisorios en los terrenos comprendidos por Corrientes, Lavalle, Laprida y Gallo. Esta iniciativa fue a pedido "... de una cantidad de nuestros accionistas chacareros pues si el mercado Modelo se hubiese demolido (...) todas las legumbres y hortalizas, que entran hoy a ésta capital no hubiesen tenido un local ni medianamente aparente donde descargarlas, lo que hubiese sido un grave perjuicio".

La necesidad de complementación de servicios al mercado, indujo a una política de compra sistemática de terrenos en manzanas vecinas.

Se debe destacar el contexto en el que esa acción pudo desarrollarse: un país abierto a la inmigración, al trabajo, que brindó todas las posibilidades a quienes quisieran contribuir a su engrandecimiento.

En el plano de las condiciones particulares, hubo una serie de situaciones que llevaron a la concreción de este mercado:

a- la visión comercial de Devoto Hnos., quienes obtuvieron la concesión municipal para un Mercado Central de nivel mayorista, de características peculiares para Buenos Aires, con antecedentes en los planes de Alvear.

b- la formación de un grupo empresario, homogéneo en cuanto a sus orígenes y a sus intereses comerciales.

c- las condiciones de desarrollo de la zona donde se encontraba el terreno, que aunque semirural y periférica al entonces centro urbano, estaba llamada a tener un rápido crecimiento por los motivos ya expuestos. 

Mercado viejo

Hacia fines del siglo pasado, la estructura económica argentina estaba basada en la cadena exportadora de productos agropecuarios (campo-ferrocarril-depósitos-puertos) e importadora de bienes manufacturados de Europa. A esa economía dependiente le correspondió una arquitectura que cubriera las necesidades de esa infraestructura de servicios, cuya imagen, técnica y organización fue trasladada de la existente en Europa y era la que provenía de su revolución industrial. 

La misma se reflejó en la construcción del mercado, ya que en el artículo 2° de la ordenanza de concesión se estipulaba que debía ser edificado con "... la intervención de la Oficina de Obras Públicas Municipales, quien propondrá todas aquellas modificaciones que juzgue conveniente introducir en la ejecución de la obra". (ver Acta del Consejo Deliberante art. 2 en el Anexo) 

Hemos ya relatado la preocupación que embargaba en ese momento a las autoridades acerca del problema de la higiene, problema que -según vemos- también llegaba a los propietarios del futuro mercado.

Recordemos las pautas que para los higienistas argentinos debían satisfacer los mercados de abasto: higiene, capacidad, exterior no lujoso pero si modesto, elegante y decente, razón por la que todas las funciones debían dar al interior "para que no desvíen de la fachada la vista del transeúnte". (26) En resumen, las pautas de austeridad en lo estético debían corresponderse con las sanitarias y las funcionales (ver Ordenanza Municipal de 1895 de Mercados y venta de articulos de abasto, capitulo 1, en Anexo).

Así mismo, en la concesión municipal se habían establecido reglas higiénicas a las que debía ajustarse el funcionamiento del mercado. Estas eran las referidas a:

"Dispondrá de un local especial (...) para deposito de los desperdicios, debiendo efectuar la cremación de los mismos (...) diariamente obligatorio (...) la limpieza de los artículos que hayan de salir (...) de manera que vayan al expendio perfectamente aseados y despojados de toda impureza. A construir cámaras frigoríficas para la conservación de frutas y verduras exigir (...) todos aquellos adelantos que aconseje la higiene o buen servicio".

En la Memoria Descriptiva presentada al Directorio:

"Profesionales destacaban la inmejorable situación del predio, por encontrarse a pocas cuadras de la Estación Once de Setiembre, por su frente a la calle Corrientes, considerada una de las arterias más importantes para el tránsito como para la introducción de los productos de las quintas, y por el pasaje del "tranway rural" inmediato al mercado como transporte de cargas". 

Nuevos proyectos

En el período 1904-1913 se produjo una nueva intensificación de la inmigración, mayor que la oleada anterior, debido al auge de la agricultura y a la realización de grandes trabajos de obras públicas en el país, que requerían mano de obra. En 1914, la población de Buenos Aires llegó a los 1.576.597 habitantes.

Debido al incremento de sus negocios, y no obstante no ser obsoletas las construcciones existentes, la empresa propietaria decidió reconstruir y ampliar las instalaciones "sobre los planos más modernos y con todas las comodidades adecuadas a las actividades comerciales que se desarrollan en él". 

Veremos como una clase empresaria, en afianzamiento y expansión buscó reflejar en sus edificios su propia imagen de prestigio, diferenciándose de los modelos preexistentes.

Dada la diversificación de los modelos europeos y la génesis del movimiento moderno, las posibilidades se ampliaban, y a través de algunos ensayos buscaron lograr la imagen que los satisficiera.

En la Memoria de 1914 leemos:

"El Directorio se complace en preanunciar que preocupándose del proyecto de cubrir la plaza frente a la calle Corrientes, está estudiando un plano que a ese fin ha sido encomendado a un arquitecto de reconocida competencia" (50)

El lugar se refiere al playón que sobre Corrientes albergaba puestos secundarios, y el arquitecto supuestamente sería el italiano Mario Palanti. La documentación existente sobre este punto se limita a 3 proyectos de fachada publicados en un libro que recopila una serie de trabajos que este arquitecto expusiera en Buenos Aires por aquellos años. (51) Lo cierto es que estos proyectos no fueron del gusto de la empresa por encontrárselos "muy cargados con su estilo clásico". (52)

Imagen arquitectónica del momento

Qué sucedía con la arquitectura de Buenos Aires cuando se proyectó y construyó nuestro mercado?

"Si en la década del '20 estábamos bastante atrasados, en la del '30 pasamos a la vanguardia" ha expresado el Arq. Federico Ortiz.

El impacto provocado en los arquitectos argentinos por la difusión de las nuevas tecnologías fue variado. En 1926, año en el que se comenzó el Proyecto del mercado Alejandro Christophersen opinó:

"Los nuevos materiales de construcción, las estructuras de hierro y de cemento armado, resolverán nuevos y grandes problemas constructivos y servirán para ayudar en la búsqueda de las nuevas formas (...) a las cuales habrá que buscar decoración adecuada. Podemos manifestar (...) que son muchos los elementos estructurales que, si bien tienen una misión constructiva, no la tienen decorativa y no son sino medios para realizar la obra sin que puedan interesarnos en dejarlos visibles. Hay pues que saber diferenciar entre aquellas formas y elementos que merecen ser dignificados por el talento del hombre, en vista de las funciones que desempeñan y aquellos que debemos relegar al papel secundario...". (56)

Veremos que la solución de Delpini fue mucho más allá que esta respuesta al desafío tecnológico, haciendo elocuente el rol expresivo de la estructura y del nuevo material.

La gran transferencia se produjo al pasarse de la vorágine de estilos coexistentes, característica de la década del '20, al racionalismo del '30, aunque perdurando el eclecticismo y el pintoresquismo. Dentro de ese fluir de corrientes arquitectónicas de los años '20, no podemos dejar de resaltar un hecho que no pudo haber pasado inadvertido para el Ing. Delpini. Nos referimos a la obra de un innovador y vanguardista arquitecto que -basada en una nueva geometría- comenzó a tomar cuerpo hacia 1925: Alejandro Virasoro.

El sello distintivo de los años '30 fue la aparición cada vez más frecuente de esa "clara geometría de la actitud racionalista" (57) que invadió toda obra nueva: vivienda, oficina, hospital, cine, teatro, etc. Es la década del Kavanagh y la Avda. Nueve de Julio, del Obelisco y de la Avda. General Paz, y de los grandes estadios: Boca, River e Independiente.

Fue ese contexto agitado y controvertido, en el que Buenos Aires cambió tan radicalmente, el que vio crecer al edificio del Mercado de Abasto Proveedor, actor también de ese cambio.

El abastecimiento de la ciudad en la década del '20

En el Proyecto Orgánico para la Urbanización del Municipio de 1925, perteneciente a la gestión del Intendente Dr. Carlos M. Noel, se realizó un análisis y proposiciones integrales para todos los aspectos del desarrollo de nuestra ciudad, denominándolo "Plano regulador y de reforma de la Capital Federal" (ver capitulo del proyecto dedicado a mercados en Anexo). En él encontramos un exhaustivo estudio del problema del abastecimiento y los mercados destacando "El propósito de afar a la población una provisión regular, abundante, higiénica y económica de alimentos..." y efectuando un análisis del déficit en materia de calidad y cantidad de establecimientos y de estructura de distribución de los artículos de primera necesidad.

Asimismo proponía un plan general con principio de ejecución inmediata, pero cuya programación supeditada a los recursos financieros preveía una década para su concreción.

El criterio higienista y de resolución de las necesidades de la nueva escala de población, que iba transformando a Buenos Aires en ciudad cosmopolita, seguía siendo el signo del momento y la preocupación de este plan.

La ciudad se abastecía, por ese año, por intermedio de los Mataderos de Liniers, del Mercado de Concentración de Pescado Adolfo Bullrich (pertenecientes a la Municipalidad) y de los mercados mayoristas Ciudad de Buenos Aires v Abasto Proveedor (de propiedad particular).

Se insistió en este proyecto en la necesidad de "la posesión por la autoridad municipal" de mercados mayoristas "no para su explotación directa" sino para ejercer los controles y regulaciones sobre "el costo de la vida en cuanto a la vez primaria de la subsistencia" en esta intermediación entre productos y consumidor.

La insuficiencia de estos establecimientos hacía las redes existentes en el radio urbano (7 municipales y 37 particulares cubriendo un total de aprox. 70.500 m2) abarcara también el rol mayorista. "Esa ambigüedad de funciones (...) se traduce en diversos y graves inconvenientes...". (60) Asimismo, el incremento de la población y la desigual distribución de los centros minoristas hizo que este tipo de venta se canalizara en mayor medida a través de la implantación organizada de las mal llamadas ferias francas. Estas ocupaban periódicamente, en 1925, y en número de 55, hasta un total de 31 hectáreas en distintos barrios de la ciudad. Utilizaban para su funcionamiento estructuras metálicas desarmables y eran realmente mercados al aire libre, naufragando en esa realidad el criterio higienista.

Para los mercados de barrio el Plan Noel planificó, con una hipótesis de 2.000.000 de habitantes, la municipalización parcial de los urbanos y su redistribución.

En cuanto a los mercados de abasto proyectó, sin perjuicio de mantener los particulares ya existentes, la creación de cuatro nuevos de carácter municipal con un total de 60.000 m2, llevándolos a la periferia (en proximidad o conexión con las líneas terminales de comunicación estaciones de carga, puertos) y descartando por su carácter antieconómico y perturbador el proyecto de un solo mercado central.

En este análisis se menciona también la intensa afluencia de productos por las líneas del Ferrocarril Central de Buenos Aires, a raíz de la actividad del Mercado de Abasto Proveedor, y establece la conveniencia de ubicar uno de estos cuatro mercados mayoristas municipales en la zona de Chacarita, tratando de vincularlo al mismo tiempo con la estación de cargas La Paternal del Ferrocarril Pacífico.

"Las obras así proyectadas constituirán un modelo en materia de higiene, capacidad y conservación de mercaderías y van a representar un progreso edilicio digno de mención en nuestra ciudad y acorde con la categoría de primera fila en que puede colocarse nuestro mercado entre los establecimientos similares del mundo".

La Memoria de 1933 documentó las habilitaciones parciales que se fueron produciendo y de la inauguración -el 13 de junio de 1932- del ramal del Ferrocarril Central Terminal de la Ciudad de Buenos Aires que llegaba al segundo subsuelo. 

El 24 de mayo de 1934 (68), hace justamente 50 años, tuvo lugar la inauguración oficial de la primera sección del edificio que desde entonces marca un hito en la calle Corrientes, al que ya en esa época se consideraba como "... una de las obras más útiles y bellas con que contaría la ciudad". 

Así acogió la prensa capitalina a la nueva obra:

"La frase 'nuevo mercado' no refleja sino la fiel expresión de la realidad. No obstante este el edificio enclavado en el típico paraje que ha dado tan peculiar expresión a aquel barrio, constituye un establecimiento moderno, capaz de llenar las exigencias de su importancia siempre creciente y digno de figurar entre los edificios más bellos de la ciudad". (70)

En 1937, la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires otorgó a los autores el Primer Premio Municipal de Fachada Categoría A. Testimonio de este acto es la placa conmemorativa que puede observarse en la entrada principal.

Descripción de la obra

El nuevo edificio del Mercado de Abasto Proveedor fue proyectado para cubrir la superficie total de la manzana en la que funcionaba el Mercado Viejo.

Problemas financieros impidieron concluir la obra tal como estaba prevista. Podría también considerarse que la renovación total fue descartada al evidenciarse la situación contradictoria de la ubicación del mercado ahora ya con la ciudad en un nivel de crecimiento no previsto, y los problemas derivados de la concentración de actividades (accesos, circulaciones, esperas, estacionamientos, higiene, etc.) en una zona tan céntrica de la urbe.

El "barrio" del Abasto

"... el Abasto palabra capaz de gestar un barrio -no en términos municipales sino en la tácita comprensión porteña de su restringido y denso significado- dentro de otro mayor Balvanera, de historia y tradición largas. Isla, micro-barrio, que por derecho propio asume su autonomía y proyecta su personalidad inconfundible dentro de la geografía espiritual de Buenos Aires... Calidoscópico mundo del Abasto, que ninguna enumeración o inventario logrará atrapar, porque haría falta plasmar lo esencial: el alma del lugar, que asomará (nada más / que asomar) tras una multitud de pacientes pinceladas en el cuadro que se busca..." León Tenenbaum.

El hombre, por razones políticas, religiosas, económicas o administrativas, traza líneas imaginarias sobre los planos de las ciudades conformando, idealmente, barrios. Pero bien sabemos que estas divisiones son -muchas veces- puramente formales, ya que las contingencias sociales que son las que verdaderamente otorgan los rasgos típicos a cada barrio son ajenas a las líneas rígidas del papel.

Inútilmente buscaremos en la toponimia barrial de Buenos Aires al Abasto, porque oficialmente esta denominación no existe. (2)
Según las ordenanzas municipales el sitio está ubicado casi en el límite de Balvanera Oeste, a pocos cientos de metros del barrio de Almagro.

Fue precisamente ese paraje perteneciente a la entonces Quintas de Nogueras entre las parroquias de Balvanera y Armagro vio nacer a la barriada del Abasto.

Esto ocurrió a partir de los últimos años de la década de 1880, cuando el mercado se instaló en el predio delimitado por las hoy céntricas calles Corrientes, Anchorena, Lavalle y Agüero. Es por lo tanto necesario exponer brevemente el origen y desarrollo de esos dos núcleos que ciñeron al Abasto.

En el Buenos Aires de 1870 comenzaron a insinuarse "en forma de abanico más allá de Callao (...) por Pasco, Bermejo y Centro América..." algunos incipientes barrios que quebraron el damero original de la ciudad.

Es que sus "límites" se iban corriendo hacia la zona de quintas, de sierras de labranza y pastizales, ubicada hacia el oeste de la ciudad, siendo las huertas de Almagro, Flores y Floresta "...las que han conservado mas tiempo en ese estado...".

La extendida Parroquia de Balvanera tuvo uno de sus más importantes focos de crecimiento en el Once, gestado alrededor de la hoy Plaza Miserere, desde su origen ligada al comercio, el que le otorgó suficiente poder económico como para ser centro de esa amplia zona.

Hacia el oeste Almagro, por el contrario, creció por los asentamientos de inmigrantes en sierras loteadas de grandes latifundios y aunque tenía cierta importancia urbana, carecía de la económica, dependiente en este aspecto de su vecino más céntrico.

Fue entre esas dos nuevas conformaciones urbanas donde se originó un tercer polo de crecimiento en el oeste, en los entonces casi extramuros, donde residían pocas familias en extensas quintas, manteniendo las sierras ocupadas con sembradíos de verduras y plantaciones de frutales.

Miserere: Quinta, mercado y plaza

Ese rasgo comercial caracterizador de toda la zona, tuvo su origen en el desarrollo de ese tipo de actividades en el espacio de la hoy denominada Plaza Miserere como justo homenaje al panadero, don Antonio González Vare la apodaron "el Miserere", el mismo de la donación parroquial, quien al instalarse en sus propiedades situadas a dos kilómetros de la plaza mayor, construyó allí su quinta, morada, comercio, esquina de pulpería, cuartos de alquiler, mejorando los predios y promoviendo la población del paraje.

La denominación de Corrales de los Mataderos, Hueco o Corrales de Miserere, se debió a la ubicación en ese sector, del matadero y corrales de abasto que se desearon alejados del centro de la ciudad.

En 1853, el Gobernador Pastor Obligado decretó el establecimiento del Mercado del Oeste en ese lugar, atento a la antigua ordenanza de 1822 dictada por Martín Rodríguez y Bernardino Rivadavia. Muy poco tiempo después, se ordeno para el sitio el nuevo nombre de "11 de Setiembre" en recuerdo al levantamiento que separó a la Provincia de Buenos Aires de la confederación encabezada por Urquiza.

Afirma Scobie que los ferrocarriles "...establecieron sus terminales junto a los mercados, reforzando así la estructura de comercio y transportes ya existentes". Las vías continuaron las huellas de las antiguas carretas de bueyes y mulas que entraban y salían de la ciudad.

En 1873, la construcción de la recova sobre Pueyrredón, le otorgó al lugar uno de sus rasgos mas perdurables. Fue recién en la década de 1880 cuando comenzó la total transformación del sector.

El nivel arquitectónico de la zona comenzó a mejorar en la década del '90, y la mayor contribución fue sin duda la monumental estación de ferrocarril proyectada por el arquitecto holandés John Doyer.

Desde su conformación como plaza, el sitio fue adquiriendo cada vez mayor entidad propia, separándose de la zona semirural que se extendía desde Pueyrredón al oeste, zona esta que quedó así dependiendo en muchos aspectos de este foco social, comercial y de tránsito.

Por otro lado se estaba desarrollando el otro centro urbano que hoy conforma el barrio de Almagro. Si el nombre de Balvanera deviene al barrio por herencia de la antigua parroquia, el de Almagro se debe al de los propietarios de esas tierras.

Él limite de Buenos Aires quedaba cruzando entre quintas y potreros que hoy corresponden a las calles Boedo y Medrano.

Evolución urbana del Abasto

Factores de expansión


Tres fueron los factores desencadenantes de la expansión porteña: las epidemias, la instalación del tranvía y la inmigración, y los tres están íntimamente ligados con el destino de las sierras que hoy conforman "el Abasto".

El tranvía, que circulaba ya por vastas zonas de Buenos Aires, lo hizo por la calle Corrientes recién en 1887 (ver Acta del Consejo Deliberante 10/01/1889 en Anexo).

James Escobe considera que esta concesión, otorgada a Federico Lacroze, fue la más importante de la década. Esta línea, que se unió a la Central (centro a Plaza Miserere por Cangallo) en Plaza del Parque, seguía por Corrientes y al llegar a la Chacarita empalmaba con el tranway rural hasta la localidad de San Martín, en la Provincia de Buenos Aires.

El servicio de tranvías fue una de las causes decisivas en el poblamiento de la zona del Abasto al facilitar el asentamiento de numerosos grupos de inmigrantes.

Este período de nuevo gran crecimiento coincide con la ampliación y renovación del mercado que culminaran con la construcción del nuevo edificio.

El Mercado 1890

La instalación del Mercado de Abasto Proveedor fue resultado de la necesidad de abastecimiento de la ciudad y de la firme voluntad de una empresa privada comercial.

Es en esos momentos donde podemos situar el inicio de este núcleo urbano definido, por cuanto fue cuando adquirió las características propias que lo distinguieron de otros barrios de la ciudad.

La inminencia de la inauguración del mercado provocó grandes especulaciones, con lo que la oferta y la demanda aumentaron considerablemente.

Microcosmos del Abasto

En el año 1889, cuando la Municipalidad otorgó la concesión para el establecimiento y explotación de un mercado a la empresa Devoto y cía. comenzaron a instalarse precariamente en el hueco o baldío algunos puestos al aire libre.

Ese sitio estaba:

"...ubicado en una calle transitada, a un paso de la estación del ferrocarril a Entre Ríos que entonces no sólo llegaba a Chacarita sino que continuaba hasta la estación terminal de la calle Pueyrredón a mitad de camino entre los Corrales y la Casa Amarilla, equidistante entre Boca-Olivos que eran zonas de intensa producción hortícola, era ideal para los fines perseguidos...". 

Poco a poco -entre 1890 y 1900 a la que podemos denominar "década fundacional"- para albergar a las nuevas funciones que allí comenzaron a gestarse, el primer edificio del mercado de abasto proveedor monumental como mercado y grandioso para el entorno se había convertido ya antes de su inauguración en centro de un microcosmos del que era causa, y al que a su vez ayudaba a desarrollar. Interacción que continua centrífuga y centrípetamente a mantener vivo hasta hoy ese trozo de ciudad como isla dentro de ella.

Fisonomía a partir del 1900

Los comienzos de siglo fueron imponiendo a la zona del Abasto los cambios que la vida moderna imprimía a la ciudad, como por ejemplo, la electrificación del tranvía completada en 1908, la instalación de cloacas y agua corriente, iluminación eléctrica, etc.

El precario equipamiento del siglo XIX fue reemplazado por la sistemática instalación de más y más comercios de todos los ramos que fueron ocupando cuanto baldío restaba sin uso.

Se sumaron al lugar mayoristas de comestibles, maduraderos de fruta, etc, que trazaron una muy intrincada red de ocupación.

Paralelamente, el volumen de los negocios manejados fue cada vez más importante, lo que determino la instalación en la zona de varios bancos.

Por una parte, en 1928, se concretó la construcción del subte Línea B. El primer tramo hasta Callao se inauguró en 1930. Por esos momentos se comenzaba la edificación del nuevo mercado sobre Corrientes, que además de constituirse en un símbolo de lo original en la ciudad fue, desde su inauguración en 1934 el volumen arquitectónico que dominó el paisaje barrial, del mismo modo que cuarenta años antes lo había hecho el primer edificio.

La escala volumétrica se adecuó al cambio de la escala urbana y del entorno arquitectónico logrando así conservar y expresar lo simbólico de su presencia.

Paralelamente a la evolución urbana, se fue gestando una cultura genuina del Abasto, que condicionó y caracterizó a la zona con rasgos típicos, pero que trascendió para transformarse en sinónimo de posteridad. Fueron los teatros, los circos, los payadores, el tango, y sobretodo la figura sobresaliente de Carlos Gardel, los que marcaron tan profundamente a la barriada del Abasto.

 
Cronología

Resumamos cronológicamente los principales acontecimientos que llevan a la concreción del mercado: 

12.5.1875 Los hermanos Devoto compraron a la familia Nogueras parte de sus terrenos.

16.8.1888 Los hermanos Devoto solicitaron la autorización municipal para operar con el negocio.

29.11.188 Concesión ad-referendum, envío de los antecedentes al Consejo Deliberante.

8.1.1889 Aprobación por parte del Consejo Deliberante.

29.8.1889 aprobación de los Estatutos de la nueva S.A. Mercado de Abasto Proveedor.

26.12.1889 Los hermanos Devoto comunicaron a la Intendencia la transferencia de todos los derechos obtenidos a la sociedad anónima.

18.1.1890 El Intendente Francisco Seeber autorizó la transferencia.

29.1.1891 Se escrituró el terreno a nombre de la nueva sociedad.

1890 Se comenzó la construcción del primer edificio (en adelante Mercado Viejo), se habilitó el mercado provisorio y se aumentó el capital inicial en quinientos mil pesos.

1893 Se inauguró el Mercado Viejo.

1902 Se resolvió construir un frigorífico y una fábrica de hielo, las que se habilitaron al año siguiente.

1905 Se construyó en Guardia Vieja, Lavalle, Gallo y Agüero, un corralón para depósito de los carros y caballos.

1907 Se comenzó la ampliación de un pabellón sobre Lavalle y se aumentó el capital a 5 millones de pesos.

1911 Se amplió el frigorífico incorporando nueva maquinaria, y se construyó un depósito para envases vacíos en Gallo y Guardia Vieja.

1915 Se creó la Caja de Jubilación, Auxilios y Pensiones para los empleados de la Sociedad.

1922 Se amplió el frigorífico sobre Agüero, llevando el mismo a tres subsuelos y cinco pisos altos.

1928 Se inauguró el Anexo Minorista, en la construcción de Guardia Vieja, Lavalle, Gallo y Bustamante. Se comenzó la edificación de la 1° sección del nuevo edificio proyectada para reemplazar al Viejo sobre Corrientes (en adelante Mercado Nuevo).

1929 La Municipalidad sancionó la ordenanza que permitió la instalación del anexo minorista.

1934 Se inauguró oficialmente el sector construido del Mercado Nuevo. Se completó así el conjunto de construcciones que nos llegaron hasta hoy, quedando inconclusa la renovación del resto del Mercado Viejo y de la Ampliación de 1907, aún en pie.

1939 una ordenanza municipal amplió la concesión para la venta de carnes por mayor y menor, frutas, verduras, pescado y "demás artículos de abasto de la población". 
 
Conclusión

En un primer momento dados los requerimientos de la ciudad y el punto estratégico donde se ubicó el mercado, este dio respuesta a la necesidad de abastecerla de los productos agrícolas, funcionando como nexo entre la ciudad y el campo.

Esto lo convirtió en un disparador urbano generando un crecimiento en la densidad de su entorno, lo que provocó que, al incrementarse la población y las demandas de ésta, el mercado se viera obligado a dar otro tipo de respuesta, convirtiéndose en mercado minorista.

Más tarde afectado por el crecimiento de otros puntos estratégicos de la metrópoli, que fueron generando cambios en la forma de abastecimiento y en las de comunicación, pasó a ser un área problemática porque su función principal (el mercado) estaba inadecuadamente alojada, pues no era compatible con las actividades que se desarrollaban en la ciudad. Esto obligó a dar un nuevo tipo de respuesta a la resolución del problema del abasto de la ciudad, lo que provocó el traslado de estas funciones a una zona estratégica alejada de los centros urbanos.
 
Cartografía

- En el año 1888, Buenos Aires construye el Mercado de Abasto Proveedor, registrándose escasa edificación en la zona. (arriba)

- En el año 1932, la ciudad presenta un gran crecimiento, construyéndose en esa época el nuevo edificio del mercado, que deberá responder a las nuevas necesidades que la población demanda. (abajo)

- Año 1867, plano topográfico donde se observa el loteo del sector oeste de la ciudad de Buenos Aires con indicación de las quintas, el existente mercado 11 de Septiembre y los accesos más importantes: las vías del ferrocarril y la calle Corrientes. Aún no se construía el Mercado de Abasto. (arriba)

- Año 1882, la trama de la ciudad, vías principales de acceso. (abajo)

- Año 1895, plano con la ubicación del mercado, mostrando su relación con el resto de la ciudad, los barrios y los demás mercados de abastecimiento. (arriba)

- Años 1900-1915, el crecimiento de la ciudad parece incontenible y el mercado se muestra como parte integrante fundamental de un barrio que adopta una identidad propia. (abajo)

- La ciudad a partir de la década del '40. Foto aérea que muestra la densidad de la zona y su relación con las vías de acceso.
 

Bibliografia

SUMMA, Abril 1984.
SUMMA, Agosto 1984
Buenos Aires nos cuenta Nº 8.
Suplemento de Arquitectura de la Nacion, Abril 1997.
Documento de Arquitectura nacional y americana, nº 8 Diciembre de 1984.
Ambiente Nº19, 1979.
Buenos Aires. Evolucion historica. Ramon Gutierrez.
El Mercado de Buenos Aires, Sonia Berjman-Jose Fiszelew.

 

Trabajo realizado en el marco de la materia Historia III, Cat. Gil Casazza de la Facultad de Arquitectura UBA, año 1999. Prohibido el uso y/o reproducción de los artículos sin autorización de sus autores.

 
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