[Por el Dr.
Daniel Butlow] Desde
tiempos lejanos y muy probablemente influenciados
por lo que escribió Marco Vitruvio en
sus "10 libros de Arquitectura" (Año
4 A.C.) los arquitectos primero y los ingenieros
después, han sentido la necesidad de comparar
sus relaciones profesionales con la labor que
desarrollan los médicos. Más recientemente
Walter Gropius, el creador de la Bauhaus, vuelve
a tocar este tema en su libro "Alcances
de la arquitectura integral", haciéndolo
también Wrigth en su obra "El
futuro de la Arquitectura" y Le
Corbusier en "La casa del hombre".
En nuestro medio disponemos de un libro de Livingston
titulado "Cirugía de casas",
de diversos tratados sobre patología de
la construcción y hasta de estudios sobre
casas que enferman y diagnósticos sobre
envejecimientos prematuros de la construcción.
Ha
llegado a mis manos un estudio sobre mastoplastía
aumentativa con inclusión mamaria, que
a los fines comprensivos traduzco libremente
como "reciclaje de lolas" y
es mi intención efectuar la odiosa comparación
sobre la responsabilidad que surge de esta intervención
quirúrgica, con la responsabilidad que
asume un arquitecto o ingeniero cuando restaura
una fachada edilicia.
1) ROLES
PROFESIONALES
Un cirujano actúa en su obra como proyectista, director de obra y
constructor de la misma. Dichos roles se encuentran confundidos y permitidos.
Para un arquitecto en cambio, se encuentra prohibido por las normas de ética
ejercer la dirección de obra y a la par ser contratista total o parcial.
Además, asumir el carácter de constructor le genera inmediatamente
la calidad de responsable por las normas de higiene y seguridad del trabajo
y empleador de los obreros de la construcción, lo cual puede ocurrir
incluso sin que el profesional se haya dado cuenta, como sucede por ejemplo
en la dirección ejecutiva de la provincia de Buenos Aires y en la
conducción técnica de la provincia de Santa Fe.
2) TRABAJO EN EQUIPO
En caso de mala praxis un paciente ofendido ejercitará su
acción contra la Obra Social, contra el Sanatorio u Hospital donde
fue atendido y contra los integrantes del equipo médico que lo operaron.
El arquitecto o ingeniero es muy probable que estén solos a la hora
de las responsabilidades o que compartan su soledad con las firmas que han
suscripto en la encomienda profesional o en los planos municipales.
3) SEGUROS
Casi todos los profesionales médicos se encuentran asegurados.
Casi todos los profesionales de la construcción no poseen seguro.
Sucede que las compañías aseguradoras son empresas comerciales
y no uniones de benevolencias y socorros mutuos.
4) PROYECTO
No existen leyes que determinen cuál es el contenido de un
proyecto de operación y mucho menos que obliguen al cirujano a registrar
o a aprobar este proyecto. Por el contrario las leyes arancelarias y los
Códigos de Edificación y Planeamiento determinan los contenidos
mínimos del proyecto que debe ser aprobado o cuanto menos registrado
por el Poder de Policía de la Edificación.
5) DIRECCIÓN DE OBRA
No existiendo proyecto registrado para la operación resulta
muy difícil inculpar a un médico cirujano por errores en su
dirección de obra. Es todo lo contrario de lo que sucede en materia
de direcciones de obra de arquitectura o ingeniería, donde encontrándose
definida la dirección de obra como el control de la fiel interpretación
de los planos, resulta muy sencillo descubrir el incumplimiento.
6) PUBLICIDAD DE LOS ACTOS
Jamás se ha visto en ninguna sala de operaciones un "cartel
de obra" indicando quien esta a cargo de la operación, cual
es su domicilio y cual es el expediente en el que se aprobó el proyecto.
Es todo lo contrario de lo que sucede con los profesionales de la construcción
que en sus carteles de obra jamás hacen aparecer el nombre del comitente
de la misma o del dueño del terreno donde la obra se levantará.
7) RESULTADO CIENTIFICO
Más allá de que algunos consideren a la arquitectura
como una ciencia (Alvar Aalto) y otros no (Lucio Costa), ningún profesional
de la construcción se atrevería a hacerle firmar a su comitente
lo que indica el punto 5 de la Disposición 1245/795 AMAT que todo
candidato a operación debe firmar obligatoriamente. El texto de este
consentimiento informado para operaciones de cirugía plástica
dice "soy consciente que la práctica de la medicina y la
cirugía no es una ciencia exacta y reconozco que a pesar de que el
cirujano me ha informado adecuadamente del resultado deseado de la operación,
no se me ha garantizado el éxito ni la obtención del mismo".
8) VICIOS
Proyectista, director de obra y constructores son, arquitectónicamente
hablando, responsables por los vicios de la construcción,
que pueden darse en el proyecto, en la ejecución de la obra
y que pueden ser aparentes u ocultos. Es cierto que también
un cirujano plástico responde por los vicios de la operación,
pero claro está que previo a la operación (disposición
1245/795 AMAT) el paciente debe firmar un consentimiento por el cual
declara saber que dicha intervención quirúrgica puede
provocarle inflamación, decoloración de la piel, trastornos
de la conducción nerviosa periférica, hemorragias y
otras complicaciones propias de la anestesia.
9) RUINA
De acuerdo al artículo 1646 del Código Civil, constructor,
proyectista y director responden por ruina parcial o total por un plazo de
hasta 10 años posteriores al recibo de la obra. Dicha ruina puede
provenir de vicios de suelo, de vicios de construcción o vicios de
materiales. Esto no ocurre en la cirugía plástica donde el
paciente debe firmar (punto c de la disposición 1245/795 AMAT) el
texto que se transcribe: "se me ha informado que ante la comprobación
de la ruptura del implante, el mismo debe ser extirpado incluyendo la cápsula
fibrosa que lo rodea pudiéndose recambiar o no la prótesis
en el mismo acto quirúrgico según sea el caso".
10) VARIACIÓN
DEL PROYECTO
Por
disposición del artículo 1633 bis del
Código Civil, el empresario no podrá variar
el proyecto de la obra sin permiso por escrito del
dueño. Exactamente lo contrario sucede en
el caso de las operaciones de cirugía plástica
donde el paciente declara con anticipación
que durante el curso de la operación pueden
surgir condiciones imprevistas o extras o diferentes
a las acordadas anteriormente, facultándose
entonces al cirujano plástico a realizar todas
las intervenciones necesarias y deseables a su juicio
profesional para resolver la situación planteada,
naturalmente a costa del intervenido quirúrgicamente.
Advertí en
el título de este artículo aquella
verdad de Perogrullo que señala que todas
las comparaciones son odiosas, pero a la luz del
principio constitucional según el cual, todos
los habitantes son iguales ante la ley, el examen
que se ha realizado parece arrojar una injusticia.
El propio Wright enseñó en sus libros
que los médicos podían enterrar sus
errores, mientras que los arquitectos sólo
podían plantar enredaderas. Al margen de que
nadie ha podido plantar enredaderas sobre un proyecto,
creo que las enredaderas del siglo XXI son
el conocimiento, el estudio y por supuesto los buenos
y nuevos contratos de arquitectura. Espero
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