Actualmente, y en esta primera instancia donde quedan aún muchos aspectos por definir, desde el sector comercial creemos que la ley está pensada principalmente para empresas, comercios y usuarios ABC1 puesto que son quienes hoy en día cuentan con mayores posibilidades de realizar inversiones iniciales de equipamientos.
Tenemos la esperanza de que, en un futuro cercano, con una política de crédito de mayor largo plazo y más estable a nivel país se puedan abrir nichos de mercado para usuarios con menores posibilidades de acceso a la red convencional o menores consumos.
Al ser mucho lo que se viene hablando en los últimos meses de la nueva Ley de Generación de Energía Distribuida, creemos también que resulta importante, entre tanto tecnicismo, explicar de una forma más simple y clara cuáles son las implicancias y beneficios a nivel hogar e industrias que traerá esta Ley 27.424.
La Ley de Generación de Energía Distribuida prevé que cada hogar o industria, a través de la utilización de equipamientos generadores de energía sustentable (como puede ser eólica, fotovoltaica o de biomasa) podrá producir su propia energía para su consumo e inyectar en la red tradicional ya existente el excedente, es decir, aquello no consumido.
Nuevo actor: prosumidor de energía
En este escenario se crea un nuevo actor fundamental: el prosumidor, quien ocupará el rol de productor y consumidor, y quien va a contar con un medidor bidireccional que va a contabilizar toda la energía que consume y toda aquella que envía a la red, generándose así un balance. Este balance será compensado de manera monetaria, influyendo directamente en un ahorro en la factura del servicio.
El prosumidor a su vez contará con créditos que servirán como «compensación» para futuros déficit de energía, es decir, si por algún motivo durante un periodo el consumo de energía disminuyó (ej: dejar la casa por vacaciones) pero el sistema siguió generándola, ese «superávit» de energía generado podrá ser utilizado más adelante.
¿Qué sucede con el rol de las distribuidoras?
Ahora bien, este nuevo actor formará como comentábamos anteriormente parte de una red de energía eléctrica, que, si bien cuenta con muchas falencias en cuanto a manutención, mal funcionamiento (si no pensemos en los cortes de luz) e inversión, se encuentra apta para recibir esta energía que provendrá de fuentes alternativas y mucho más sustentables con el ambiente.
Es importante aclarar por lo tanto que la generación distribuida no viene a suplir jamás a la red eléctrica y por lo tanto no intenta atentar contra los distribuidores como Edesur, Edenor y tantos otros a lo largo del país.
Los distribuidores son sin duda un actor más que fundamental de este sistema, y por lo tanto, lo mejor que nos puede pasar es tener una red eléctrica sólida donde poder volcar e intercambiar esos excesos o necesidades de energía que vayamos a tener.
Posiblemente en un futuro, con el avenir de mejores y más eficientes sistemas de almacenamiento de energía ese rol cambiará porque las personas y las empresas podrán guardar grandes cantidades de energía excedente y venderla/comprarla de acuerdo a sus necesidades, por lo cual se modificará nuevamente el escenario.
Energías renovables como negocio: mito
En sus inicios, hace aproximadamente 20 años, el boom de las energías renovables generó un fenómeno en el mundo (sobre todo en países como España, Alemania, Japón e Italia) que consistía en que los gobiernos daban retribuciones monetarias muy altas a quienes se encontraban interesados en invertir en energías renovables para la utilización en sus hogares o industrias (se pagaba al prosumidor 5 veces más por la energía generada que lo que se le cobraba por la consumida). Actualmente este fenómeno fue perdiendo fuerza y en casi ninguna parte del mundo es así.
Por lo tanto, es muy importante destacar que la generación de energía renovable no puede pensarse como un negocio para llenarse de dinero sino como una inversión a largo plazo que tendrá, como uno de sus objetivos (además de cuidar el medio ambiente) disminuir los costes derivados del consumo de energía tradicional. Esa inversión, sobre todo en equipamientos, se verá recuperada con los años a través de un ahorro de energía y, por consiguiente, también de dinero con relación a las tarifas.
Pero… ¿cuándo se recupera la inversión?
Va a depender mucho de las distintas tarifas que tengan las distintas distribuidoras: no es lo mismo una cooperativa del Interior de Córdoba o de una cooperativa del Interior de la Provincia de Buenos Aires que grandes distribuidoras como Edenor, Edesur, EPEC o Edesa, sólo por nombrar algunas. Va a depender mucho de la región y de lo que cada una de ellas esté cobrando.
A su vez, es importante destacar que se va a contar con un «paquete de estímulos» de parte del Estado que va a tender a beneficiar la instalación de sistemas solares, posiblemente a través de alguna línea de crédito (como sucederá en Córdoba) o ventajas impositivas.
Asesoró
Lic. Pablo Greco, Director de la empresa Hissuma Solar, especialista en energía solar con 17 años de experiencia en el mercado, tanto en la producción de soluciones energéticas para grandes consumidores como para consumidores domiciliarios.
Hissuma Solar es una compañía internacional dedicada a la energía solar, que tiene como objetivo llevar energía renovable a los consumidores en forma económica y sustentable. Con 12 años de trayectoria, se especializan en la producción de termotanques solares y paneles fotovoltaicos. La calidad de sus productos y la competitividad son ejes de su política institucional.
Más información
http://www.hissuma-solar.com.ar