Las cocinas son un espacio fundamental en la mayoría de los hogares porque muchas veces se convierten en escenario central de las rutinas familiares. Generalmente se busca que sean espaciosas para poder colocar una mesa donde los chicos dibujen o hagan la tarea mientras los grandes cocinan, para tomar unos mates a la tarde, para tener un desayuno largo de domingo o un almuerzo lleno de sobras un sábado al mediodía.
El espacio físico no siempre ayuda, y si el ambiente no es tan amplio, colocar una barra o integrar la cocina al comedor son dos opciones para aprovechar y ganar superficie. Los materiales que se seleccionen además de ayudar a darle más luz a la superficie transmitirán quienes somos. Baños y cocinas delatan nuestra intimidad, ¡hay que ser detallistas! Otra ventaja de integrar la cocina al comedor es que los espacios integrados generan una amplitud que siempre favorece a la luminosidad del hogar.
Cómo diseñar una cocina
Para la arquitecta Florencia Ruda, una forma de aprovechar el espacio es dividir las alacenas en dos alturas. Una de fácil acceso para lo que se utiliza a diario, y otra por encima (¡hasta el techo!) para guardar las cosas que no son de uso frecuente.
Otros puntos que hay que tener en cuenta son la funcionalidad del espacio y la circulación. «Si no se coloca extractor, es recomendable ubicar la cocina cerca de una ventana y lejos del acceso, de manera tal que ventile y que un distraído que entre a chusmear de qué es ese olorcito no se queme», explica su colega, socia y amiga Anna García-Meza.
Ambas coinciden en que la heladera debe ser de fácil llegada y es conveniente ubicarla cerca de la bacha para poder lavar frutas y verduras antes de consumir, sobre todo si en la casa hay niños amantes de estos alimentos.
Florencia, explica que son ideales las mesadas grandes y despejadas para poder cocinar de manera cómoda y recomienda que para la alzada (el espacio entre la mesada y la alacena) se coloque un material de limpieza fácil y rápida como la cerámica o el porcelanato o, si el presupuesto es mayor, mármol o cuarzo.
Para aprovechar el espacio en las cocinas pequeñas, Anna sugiere colocar un estante o mesada de apoyo para los electrodomésticos más usados y tener en cuenta la ubicación de los enchufes. En los tiempos que corren, incluir un toma USB es una opción súper válida.
Cocina en blanco y negro
Juego de contraste, el piso negro resalta a los muebles bajo mesada de color blanco. La mesada de mármol negro Brasil marca la impronta, la imagen es más imponente y pesada. De fondo una cocina semi-industrial con una placa de acero inoxidable que transmite la sensación de limpieza. Muebles laqueados en blanco y algunos detalles de vidrio traslucido.
Cocina con color
Tonos claros que generan contraste con los detalles de color en las puertas de los muebles también laqueadas. Las cerámicas mantienen un tono gris medio para no desviar la vista. La mesada no pasa desapercibida, Silestone que envuelve el mueble.
Cocina con madera
Cocina integrada en el espacio aunque mantiene su privacidad. Combinación de grises, blancos y madera hace que resalten desde el ingreso. Posee desayunador hacia el comedor. Los muebles son laqueados blancos. La alacena alta, para las cosas que usan menos, y las alacenas de madera para lo cotidiano igual que los estantes. Cerámicas subway en la alzada.
Anna y Florencia, arquitectas, emprendedoras y ¡madres!
Estas arquitectas se consideran una especie de «Cenicientas». Emprendedoras profesionales que lograron mezclar su actividad con la maternidad. Ambas se ocupan mucho de sus hijos y la cotidianidad de la casa. Además de socias son amigas. No manejan horarios fijos ni los mismos entre ellas. Se complementan.
Saben que después de las 16 «dejan el casco» y se transforman en madres aunque también son flexibles para coordinar reuniones después de las 19 que es el horario en que todos vuelven de trabajar. Creen que cuatro ojos ven más que dos, que dos cabezas piensan más y mejor que una y que siempre es una buena opción tener la opinión de la otra frente a decisiones difíciles de una obra o diseño.
«Anna tenía contracciones y me estaba esperando para pasarme los planos de una obra que íbamos a empezar. Terminó llamando al cliente para avisarle que iba yo, porque ella iba a parir y no podía llegar», cuenta Florencia, divertida, sobre el primer local en el que trabajaron juntas. También recuerda que cuando ella tuvo a Sofía, su segunda hija, iba a las obras con la beba en la bandolera y aclara «la vida es así, hay que combinar las diferentes facetas que tenemos y cumplir de manera responsable con todo».
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