Por Daniela Elisa González Ávila (Estudiante de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Querétaro). La movilidad urbana es una actividad que involucra el desplazamiento de personas y mercancías, responde a una necesidad y a un derecho internacional. Sin embargo, con el paso del tiempo, ha generado problemas hacia el medio ambiente y hacia la sociedad, especialmente por los hábitos ligados al vehículo particular, donde el sobre consumo de recursos, altos niveles de contaminación, mayor tiempo de traslado y afectaciones a la salud son las principales consecuencias.
Por ello nace la urgencia de mejorar la forma en la que nos transportamos, un modelo que, además de tomar en cuenta las necesidades de las partes involucradas, las invite a participar, y así, priorizar el bienestar colectivo y del medio ambiente.
Entonces, para lograr una movilidad sustentable, ¿qué debemos tener en cuenta? Primeramente, la diversidad de movimiento.
Las calles se recorren caminando, en bicicleta, en vehículo particular, transporte público y vehículos de carga. Un diseño integral de movilidad sustentable debe priorizar el desplazamiento a pie, con caminos directos, conectados, amplios y con espacios verdes, aún más considerando que en México, según datos de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, cerca del 37% de la población que se transporta a la escuela o al trabajo lo hacen caminando.
Para los ciclistas, la calle debe ofrecerles rutas que cumplan con las medidas adecuadas, que tengan señalética visible y principalmente deben aportar seguridad. Esto también podría animar a aquellas personas dispuestas a usar la bicicleta como medio de transporte si se les provee un traslado seguro.
El siguiente es el transporte público o colectivo, que siendo el segundo medio de transporte más utilizado con un 31%, ofrece baja calidad de servicio, inseguridad y efectos negativos sobre su rendimiento. Una estrategia que les prevenga de la congestión vehicular es una buena solución, que incluya además la implementación de espacios públicos atractivos para la espera de éstos.
El automóvil particular y los transportes de carga deberían tener menor prioridad en la calle a la que actualmente se les da, esto no significa que se les quite su espacio para transitar, pero su superficie designada sí debe ser reducida, por sus efectos negativos antes mencionados; es fundamental contar con espacios designados para la carga y descarga de servicios para lograr un correcto funcionamiento de la ciudad y también se deben distribuir espacios para estacionamiento para no entorpecer el tránsito y dar espacio a infraestructura a los tipos de movilidad más sustentables.
Analizando lo anterior, es posible considerar que la propuesta, el diseño y la implementación de ciclovías en la ciudad supone una mejoría en el traslado de personas. Ahora, con la llegada de la pandemia por Covid-19, la bicicleta se convierte en el medio transporte que trae mayores beneficios al ambiente y a la salud. Se presenta como una alternativa al transporte público, ya que evita la aglomeración de personas en un espacio cerrado y lleva a una disminución en la cantidad de contagios. Su uso no genera emisiones dañinas al ambiente, a diferencia del automóvil, motocicleta o transporte público, lo que provocaría ciudades más limpias y menos tiempo de traslado.
Actualmente existen diferentes categorías de vías para ciclismo, y ¿qué debe cumplir un buen diseño de estas infraestructuras?
Los carriles compartidos están destinados para la circulación de bicicletas, éstos pueden estar en calles con bajo tránsito de vehículos o en el carril extremo derecho que, con prioridad ciclista, se compartirá con vehículos y transporte público.
Estos carriles deben ofrecer rutas continuas, con un número bajo de cruces para la seguridad del ciclista y para evitar o minimizar retrasos con detenciones. También es importante que contenga señalamiento horizontal, el cual consiste de un triángulo con el símbolo de bicicleta al centro y la leyenda “prioridad”, éste debe repetirse a lo largo del tramo de la vía, además, indica el sentido de circulación, que debe ser respetado por todas las partes. Otro aspecto a considerar es la gestión de velocidad, ésta no debe superar los 30km/h, lo cual reafirma la prioridad ciclista.
Otra categoría son las ciclovías, son aquellas que forman parte del camino y se han designado para uso exclusivo de bicicletas. Es preferible colocarlas en el lado derecho y que sigan el mismo sentido del tránsito. Se considera un ancho mínimo de 1.50 a uno óptimo de 1.80 metros, debe contar con señalamiento horizontal que indique la exclusividad ciclista (con símbolo de una bicicleta), el sentido de circulación con flechas y una línea blanca de 15 a 20 centímetros de ancho que separe el carril ciclista del de los vehículos.
Cuando se permita, algunas ciclovías pueden ser en sentido contrario del tránsito de vehículos, estás deben esta delimitadas por línea amarilla continua, ya que se considera que convierten la calle de un sentido a ambos sentidos. Igualmente, cuando una calle tiene muchos giros o curvas hacia la derecha o estacionamientos del lado derecho, por seguridad, es recomendable colocar la ciclovía en el costado izquierdo.
También existen las ciclo-bandas, las cuales cuentan con una vía físicamente diferenciada y separada de la de los vehículos para mayor seguridad. Este contraste puede ser mediante otro color, otra textura o material, y la separación física se puede dar a través de mobiliario urbano como postes, jardineras u otros elementos, con un ancho óptimo de 1 metro. Pueden estar a nivel del camino o ligeramente arriba de ese nivel. Si se considera un sentido, su anchura deseable es de 1.80 metros, si será de sentido doble, se recomienda una anchura de 3 metros, con una línea discontinua que separe los carriles. Todos los otros elementos como señalética y simbología deben ser implementados.
En muchos estados del país ya se cuentan con leyes y reformas que promueven la movilidad sustentable, a través del financiamiento de proyectos e infraestructura para el uso de la bicicleta, sin embargo, solo un 6% de la gente que va hacia su trabajo o hacia sus estudios utiliza la bicicleta. Es posible que se genere un sentimiento de falta de seguridad al momento de usar este medio de transporte ya que hay una deficiente cultura vial.
Por ello, además de un buen diseño de las calles y de las ciclovías, es esencial brindar educación vial a todos los usuarios, a través de conferencias, propaganda, cursos y talleres, por ejemplo, para que cada uno conozca y entienda su papel y el de los demás dentro de la logística de la movilidad sustentable, creando así un bien social, económico y ambiental.
Acerca de la autora
Daniela Elisa González Ávila. Estudiante de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Imágenes por Daniela Elisa González Ávila (de autoria propia)
Fuentes de consulta
NACTO, Proyect teams. 2014. NACTO Urban bikeway design guide. Obtenido de: https://nacto.org/publication/urban-bikeway-design-guide/bike-lanes/
Secretari´a de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano. 2018. Anatomía de la movilidad en México. Ciudad de México. Tinta Rojas Editoras.