Cuarentena, construcción contra reloj y teletrabajo, los desafíos de una PyME de la industria eléctrica

Los hospitales modulares en Argentina son una realidad y ya comenzó su construcción. Serán once hospitales de 1100 m2 y tendrán capacidad para atender a 836 pacientes que se encuentren afectados por la pandemia de Coronavirus.

Por Paula Verónica Jankowicz. Que una PyME cuente con la posibilidad de participar de obras como la de la construcción de hospitales modulares en el contexto actual es un doble desafío. Por un lado, está la responsabilidad de siempre al momento de llevar adelante una obra de esta magnitud, pero acentuada por la ocupación para que cada uno de los miembros del equipo de acción tenga los cuidados y tome las precauciones necesarias del caso para conservar el buen estado de salud durante y después de la ejecución de sus tareas. Por otro, un desafío laboral intenso: entregar los proyectos finalizados en un plazo récord de veinte días para que la sociedad en su conjunto pueda gozar de los hospitales móviles para no colapsar el sistema de salud.

Otro aspecto digno de análisis es contemplando un dato provisto por el Fondo Monetario Internacional: la recesión económica será más grave que la vista en los años ’30 dado el «gran confinamiento» inédito en la historia de la humanidad ya que «muchos países ahora se enfrentan a crisis múltiples: una crisis sanitaria, otra financiera y un derrumbe de los precios de las materias primas, que interactúan de complejas maneras». Este «desastre insólito», como lo describe la entidad financiera, sin dudas en Argentina impactará fuertemente en emprendedores y pymes debido al receso de la mayoría de las actividades e industrias no esenciales.

En este marco crítico para la economía global tener la capacidad de ofrecer servicios que además colaborarán con el bienestar de la comunidad sin dudas genera satisfacción y refuerza el sentido de responsabilidad y pertenencia de los equipos en las empresas.

Por otro lado, el contexto en el que nos colocó la pandemia de coronavirus evidentemente está generando un cambio en el paradigma laboral. Las formas que consideramos más propicias o habituales para trabajar están sufriendo modificaciones y debemos replantearnos la modalidad de trabajo para sobrellevar la coyuntura.

En la industria eléctrica argentina y particularmente en nuestra compañía estamos acostumbrados a manejarnos en tres grupos: el personal de obra que se dedica a realizar las tareas de instalación y montajes eléctricos, por ejemplo en un edificio, un shopping o una industria; el personal de taller que trabaja en la línea de producción y el personal de oficina que se encarga del desarrollo de ingeniería y tareas administrativas, entre otras. Cada uno de nosotros conoce su puesto de trabajo, sus horarios y las tareas asignadas para cumplir con los objetivos en los plazos prestablecidos. Ahora bien, ¿qué pasó con el aislamiento y la posterior cuarentena? Nos vimos forzados a generar un cambio para algunas posiciones y comprendimos que otras, indefectiblemente, no pueden acomodarse a la modalidad de teletrabajo.

En líneas generales, esta situación vino a generar un cambio forzoso para algunas posiciones. Otras, en cambio, indefectiblemente no pueden acomodarse a la modalidad de home office con lo cual permanecen sin trabajar.

Cuando esta anomalía finalice, las PyMES sufriremos varias dificultades ya que no hay planificación financiera o estratégica que sea capaz de prever tal cosa como una pandemia y asegurar el flujo de fondos para el normal desarrollo de las actividades de la empresa en este contexto. En nuestro caso particular, realizamos la planificación financiera anualmente y hacemos controles semanales a través de un cash flow; cada gasto es previsto en función a los gastos históricos y proyecciones futuras de los trabajos que tenemos por delante mientras que respecto de las ventas, la planificación se hace a través de un sondeo en el mercado y asignamos probabilidades de ocurrencia que son las que nos permiten orientar las acciones y fijar nuestros objetivos.

En principio, sabemos que lo referido a líneas de producción vinculadas a tareas no esenciales y los plazos de entrega de los trabajos comprometidos se verán alterados porque los tiempos no se recuperan fácilmente. Por otro lado, la cadena de pagos y cobranzas se verá totalmente desfasada con lo cual todos deberemos ser cautos para no tener problemas financieros en el mediano plazo. Siendo muy idealista, pensar en la posibilidad de negociar los plazos de pagos con los proveedores de manera tal que puedan esperar a que se ajusten con las cobranzas sería una utopía y somos conscientes de que en la práctica trataremos de cubrir los pagos más urgentes -que es la salida más realista- ya que, para adquirir financiamiento a tasas razonables para las pequeñas y medianas empresas, habrá que esperar las decisiones específicas del Gobierno para palear esta coyuntura.

Las PyMES nos encontramos afectadas en este sentido ya que no tenemos grandes espaldas financieras y cuando el sistema se reactive necesitaremos plazo para ejecutar los pagos pendientes. Además, como en muchas otras compañías, nuestros clientes también son empresas Pymes lo cual generará una gran dificultad ya que todos estaremos urgidos por cobrar, tanto quienes proveemos servicio como quienes lo reciben o recibimos. Es decir que el flujo de caja de las empresas se encontrará afectado por la situación y cuando se normalice la cadena de pago probablemente esté en déficit, con crisis de liquidez. Si bien no es una posibilidad que contempla nuestra compañía, la reducción de personal podría ser una consecuencia a nivel general en otras. Sin embargo, la doble indemnización que rige actualmente dificultaría los despidos dado que las empresas Pymes, en general, no cuentan con los fondos para soportar ese tipo de gastos extraordinarios con lo cual la alternativa a los despidos sea recortar gastos al máximo, recortar beneficios y todo tipo de consumos no esenciales.

En nuestra empresa no acostumbramos a hacer teletrabajo por lo que esta situación está resultando de gran aprendizaje para todas las áreas involucradas. En primer lugar, cuando se trataba de un aislamiento sugerido, optamos por tomar medidas como organizar los traslados para evitar que nuestros colaboradores utilizaran el transporte público y hacer prevención desde las oficinas poniendo en práctica un protocolo de higiene para cuidar la salud de todo el personal. Sin embargo, y dado el avance de la pandemia, optamos llevar a cabo un plan de contingencia, anticiparnos y cerrar las puertas de nuestras oficinas a pesar de no estar decretada la cuarentena oficialmente.

Si bien el personal de administración sigue trabajando haciendo tareas como facturación (de trabajos realizados con anterioridad), pagos de algunos proveedores críticos, RRHH con detalles de novedades para liquidar sueldos y administración en general para poner a punto plantillas y reportes que venían atrasados, esta situación dista muchísimo del trabajo cotidiano.

Como PyME tuvimos que adaptándonos a las posibilidades de teletrabajo que cada uno de los colaboradores tenía. En algunos casos entregamos recursos materiales como una computadora portátil o un celular a quienes lo necesitaban para desarrollar la tarea habitual desde un nuevo ecosistema: el domicilio particular. Mientras tanto, los líderes de cada equipo hacemos seguimiento tanto del trabajo a realizar como de la situación personal de cada uno de los colaboradores con todas las herramientas que nos brinda la tecnología ya que tenemos la convicción de que el «capital recurso humano» es nuestro recurso más preciado y que dada la coyuntura, debemos mantener la fluidez de las comunicaciones más que nunca.

En este sentido nos aferramos a los valores de la empresa donde la flexibilidad para adaptarnos a las necesidades de cada desafío y el trabajo en equipo siendo mutuamente solidarios para obtener los mejores resultados, ponen sobre la mesa el compromiso de todos quienes asumimos la responsabilidad que nos ha sido delegada para sobrellevar esta situación de la mejor forma posible.

Por otro lado, este también es un tiempo para capacitarnos. Algunos de nuestros proveedores más importantes están ofreciendo charlas gratuitas muy interesantes y organismos como la Cámara de la Construcción continúan sus cronogramas de capacitaciones online lo que nos permite aprovechar el tiempo de manera productiva. Puertas adentro, en Mehcco seguimos con nuestros encuentros habituales de coaching y realizamos nuestras reuniones habituales de coordinación para evitar perder el rumbo en estos tiempos de tanta incertidumbre, solo que ahora los llevamos a cabo vía teleconferencia.

Personalmente resulta muy gratificante ver cómo nos acompañamos con el equipo y cómo estamos afrontando esta situación codo a codo, trabajando, comprendiendo que en este momento algunos se quedan en casa sin trabajar aunque lo deseen y otros lo hacemos bajo la modalidad de teletrabajo para que la compañía siga funcionando.

En paralelo, mi rutina familiar se vio totalmente alterada. Organizar los tiempos para hacer las tareas que les mandan a los chicos a diario, ocuparse de los quehaceres domésticos, la rutina de desinfección al volver de hacer alguna compra y adaptarse a los nuevos horarios y nuevas rutinas del grupo familiar fue otro desafío. A eso, como todos, le sumamos la búsqueda del rincón más aislado y cómodo del hogar para poder trabajar lo que, los primeros días, generó cierta tensión. En primer lugar, organizar los tiempos no fue tarea fácil. Hacerles comprender a los chicos que aunque mamá y papá estaban en casa tenían que trabajar fue el gran reto. Entonces elegimos hablar con ellos y poner pautas: cuando mamá trabaja todos los pedidos se los hacemos a papá y luego papá toma su tiempo de trabajo y mamá se ocupa de los peques. También pusimos un horario para hacer la tarea, un horario para jugar «a la compu» y repartimos tareas con mi esposo para hacer que las tareas de la casa sean más simples y llevaderas.

Además, un detalle más que importante, fue definir un horario para dejar de trabajar y hacer otro tipo de actividades, jugar con los chicos, hacer videollamadas con los abuelos y seres queridos y hacer ejercicios. Esta solución fue en base a una nueva organización del tiempo, generar una rutina nueva y distribuir tareas donde cada integrante de la familia tiene un tiempo de trabajo y de ocio preestablecido tal cual como si fuésemos a trabajar a la oficina.

Sin dudarlo, podemos decir que son tiempos difíciles los que estamos viviendo y, probablemente, los que tenemos por delante también lo serán. Sin embargo, podemos capitalizar los aprendizajes que nos ofrece estar en cuarentena y aprovechar para sacar lo mejor de esta situación tan particular. El trabajo en equipo, el esfuerzo conjunto para salir adelante y la predisposición de la gente son cosas que siempre se destacan y, ahora, se ven con más frecuencia. Esta perspectiva, sumada a nuestros valores, hacen que nuestros colaboradores sean la prioridad y haremos todo lo que tengamos a nuestro alcance para sostener cada puesto de trabajo y su salario. Y, ojalá, cada persona que tenga el compromiso de tener más familias que la propia en sus manos, actúe con empatía y responsabilidad en función del bien colectivo.

MEHCCO SA es una compañía de la industria eléctrica argentina con 28 años de trayectoria y grandes instalaciones realizadas en su haber. Con una fuerte responsabilidad social y respetuosa del medioambiente fomenta el uso de energías alternativas como la solar y la eólica y con sus valores promueve la honestidad y el respeto en todas las direcciones.

Más información
http://www.mehcco.com.ar
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Acerca de la autora de la nota
Paula Verónica Jankowicz
MBA, Magister en Administración
Gerente de Administración y Finanzas de Mehcco SA



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