Centro de Surf en Somo / Javier Romero Soto

Centro de Surf en Somo (Ribamontán al Mar, Cantabria, España) por Arq. Javier Romero Soto. Ribamontán al Mar, declarada «Reserva Natural del Surf», es el primer municipio de España que reconoce sus playas y rompientes por su carácter medioambiental, deportivo y socioeconómico, abriendo las puertas a un modelo económico sostenible.

El centro de Surf de Somo

El Centro de Surf de Ribamontán al Mar se sitúa en la localidad de Somo. La zona en la que se encuentra es una zona muy turística en la que predominan las edificaciones de uso fundamentalmente estacional.

El entorno inmediato se encuentra despejado de construcciones ya que en el borde sur de la parcela que ocupa hay un aparcamiento público en superficie, al norte el paseo marítimo comunica directamente con la playa y al este y oeste se continúa el paseo marítimo.

Resulta imprescindible por la propia condición de su uso y de la actividad a la que da servicio, que esta nueva instalación se sitúe lo más próximo posible a la playa, pues sería impensable que los surfistas tuvieran que desplazarse a cambiarse, ducharse o almacenar sus tablas a alguna parcela urbana propiedad del ayuntamiento. Por ello, y ante la carencia de suelo de propiedad municipal y de carácter dotacional con estas características se opta por situar el proyecto en la zona del paseo marítimo de Somo.

El lugar elegido se sitúa en el borde nororiental de la población en un ensanchamiento que, a modo de área recreativa o plaza, presenta el paseo marítimo. Se encuentra, por tanto, a no más de 20 metros de la línea de arena.

A pesar de estar incluido en terreno de dominio marítimo terrestre carece de valor ambiental, y se trata de una obra totalmente amortizada y que actualmente se encuentra en desuso, pues no está cumpliendo las expectativas de utilización para las que se proyectó.

La parcela tiene forma rectangular con su lado largo en la orientación Este-Oeste. Presenta un desnivel de 3 metros con caída hacia el sur, resuelta en forma de bancales escalonados construidos mediante muros de contención de hormigón armado y pavimento a base de adoquinado de hormigón.

El edificio proyectado pretende retomar un espacio actualmente infrautilizado, aprovechando sus virtudes principales como son su buena orientación, la protección de los vientos y su condición de espacio de transición entre el espacio urbano y la playa, dando además respuesta al programa de necesidades planteado por el cliente, consistente en un área de información turística, un aula en el que impartir cursos de formación o realizar exposiciones, con sus servicios adyacentes (despacho, aseos, almacenaje), una zona de vestuarios específicamente diseñados para surfistas, con un almacén de tablas y un despacho enfocado a la gestión y control de la actividad de la zona deportiva.

Para ello se ha optado por dividir el programa en dos partes claramente diferenciadas: por un lado la parte pública de recepción, información y formación, y por otro lado la zona de uso exclusivamente deportivo.

Ambas áreas se relacionan a través de una nueva calle-patio interior de libre circulación pública, que además de darles acceso e iluminación, pretende ser el centro vital del edificio, pues se prevé que vaya a ser muy transitada al servir de conexión entre el aparcamiento y la playa, ofreciendo servicio tanto a los surfistas como al resto de bañistas qué podrán hacer uso de la batería de duchas públicas instaladas en su interior.

Se pretende así, que este nuevo espacio actúe como un dinámico telón de fondo de la parte pública del edificio, que se encuentra totalmente acristalado hacia él en su fachada Norte, introduciendo la actividad y tránsito de los surfistas como un elemento más de la atmósfera del edificio.

Dado el desnivel de 3 metros descendente hacia el sur existente en la parcela, al situar toda la parte descrita del programa a la cota del aparcamiento existente, el impacto del edificio hacia el Norte-Playa (cota superior de la parcela) es casi nulo, ya que sobre esta cota tan sólo aparece el volumen de la cafetería de uso público (cocina, barra, aseos, sala de mesas y almacén de playa) que se abre al ensanchamiento-plaza del paseo marítimo.

Los principales cometidos de esta edificación son dos, por un lado el de aportar más servicios, y por lo tanto más actividad y dinamismo al edificio, y por otro el de ayudar por medio de los ingresos generados por su concesión a sufragar parte de los gastos de mantenimiento y gestión de todo el centro, para poder así garantizar el servicio que se pretende proporcionar con esta inversión.

El Surf en Cantabria
El caso de Ribamontán al Mar

Ribamontán al Mar es el municipio de la trasmiera cántabra, que cierra por el sur la bahía de Santander. Cuenta con más de 15 km de costa y una tradición surfista que se remonta a los años 60. Los trasmeranos, pioneros en la práctica del surf, tienen, en las playas de Somo, Loredo, Langre y Galizano, uno de los tramos de litoral más afamados de la península para la práctica de este deporte por sus excepcionales características naturales.

Todo empezó el 10 de marzo de 1963 en la playa del Sardinero de Santander, cuando Jesús Fiochi, se levantaba por primera vez sobre una tabla de surf en las costas españolas. Esta fecha, a pesar de no estar documentada y de que se contradice con algunos testimonios de la época, ha sido asumida, de manera tácita, como el origen del surf en España.

Tres décadas antes, a finales de los años 30, Jimmy Dix había surfeado las primeras olas europeas en las playas de Cornualles en el Reino Unido. Pero no fue hasta finales de los años 50 cuando el surf se hizo popular en Europa gracias a Francia. Años más tarde llegaría a España a través de los Pirineos.

En 1956 mientras se rodaba en Biarritz la película «The sun also raises» el guionista Peter Viertel y su amigo Richard Zanuck, futuro productor de Hollywood, se convierten en los primeros surfistas que se meten a «coger olas» en la playa de Côte des Basques. Las tablas californianas con las que surfearon fueron las que utilizarían Michel Barland y Jacky Rott como modelo para fabricar las primeras «Barland-Rott» en la fábrica que inaugurarían en Biarritz al año siguiente.

Era una «Barland-Rott» la primera tabla que surfeó las costas españolas. Fiochi la había traído desde Bayona a Santander. sobre el autobús del Racing (el equipo de futbol local), que se había desplazado a Irún con motivo de un partido. Dicen que aquella tabla costó 5000 pts. Poco a poco, fue extendiéndose la afición por el surf en Cantabria. En el año 1973, nace «Casa Lola» en Loredo, el primer asentamiento «surfista» de España. En esos años, los «hippies de la Casa Lola» habían cambiado su forma de mirar el mundo en una España que vivía los últimos momentos del «Franquismo».

Llenos de iniciativa y con la ilusión de constatar que las cosas estaban cambiando en España, deciden construir y vender sus propias tablas de surf y sus propios trajes de neopreno. Proponiendo nuevas actividades económicas y facilitando el acceso a una tabla a muchos otros jóvenes, que de otro modo solo podrían conseguirlas fuera de España. Nacen entonces las míticas tablas Santa Marina (1973) que después pasarán a llamarse Jerónimo (1975) y los trajes «Beraza-Coraza» (1976).

De esta manera el surf empieza a mostrar otra cara diferente a la deportiva en Ribamontán al Mar. Se le empieza a ver como un elemento dinamizador que puede ayudar o facilitar el desarrollo económico de la zona desde una óptica ecológica y sostenible.

Es la época del «desarrollismo» y mientras la política de «Sol y Playa» triunfa en la costa mediterránea, la costa cantábrica se va quedando descolgada. En este momento el surf se convierte en un incentivo para el desarrollo del turismo para los pueblos de la bahía de Santander. Poco a poco se empieza a crear una auténtica industria alrededor de este deporte que se asienta fundamentalmente en tres ejes: viajes, ropa y equipamiento.

Siguiendo esta línea coherente de desarrollo turístico, en el año 1990 se crea la Federación Cántabra de Surf y un año después aparece en Somo la primera escuela de Surf de España. Las competiciones nacionales e internacionales se suceden en las playas de Somo y Loredo, situando las olas de «Santa Marina» o «La Curva», en el imaginario de surfistas profesionales y amateurs de todo el mundo.

En diciembre de 2008 la Conferencia Sectorial de Turismo aprueba el Plan de Competitividad del producto surf en Ribamontán al Mar. Definitivamente se apuesta por el deporte desde el ámbito institucional y se orquesta un plan para regular y fomentar el desarrollo de la zona en torno al surf como actividad turística del municipio.

En el año 2012 Ribamontán al Mar es declarada «Reserva Natural del Surf», convirtiéndose así en el primer municipio de España y en el segundo de Europa (el primero fue Ericeira, en Portugal) que reconoce sus playas y rompientes por su carácter medioambiental, deportivo y socioeconómico, abriendo las puertas a un modelo económico sostenible, que va a tener como referente el Centro del Surf de Ribamontán al Mar que se inauguraría ese mismo año.

Ficha técnica
Nombre: Edificio destinado a Centro de Surf en Somo
Ubicacion: Somo, Ribamontán al Mar, Cantabria, España
Autor del proyecto: Arq. Javier Romero Soto
Coautor del proyecto: Jacobo Gomis Herrera
Constructor: Arruti Santander SA
Presupuesto: 579.045 €
Fotografías: Javier Azurmendi

Contacto: http://www.romerosoto.com




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